A 9 años del crimen de Pablo Medina y Antonia Almada

Un día como hoy pero en el 2014, siendo las 14 32 horas, Vilmar «Neneco» Acosta, intendente de Ypejhú en aquel entonces, mandaba asesinar al periodista Pablo Medina y a su asistente Antonia Almada en la colonia Itanarãmi Villa Ygatimí.

Pablo Medina estaba retornando de una cobertura periodística referente a plagas que atacan a cultivos de la colonia Cresencio González distrito de Ypejhú, cuando los dos sicarios, Wilson Acosta Marqués y Flavio Acosta Riveros le detuvieron y acabaron con su vida y la de Antonia Almada.

Rápidamente las investigaciones apuntaron hacia el intendente de Ypejhú Vilmar «Neneco» Acosta, que fueron confirmándose a través de cruces de llamadas de los involucrados.

La versión de la testigo, hermana de Antonia, que se parapetó en el asiento trasero del vehículo logrando salvarse del ataque fue fundamental para identificar a los autores materiales por medio de fotografías.

Ya con la detención de Arnaldo Cabrera, chofer de «Neneco», se confirmó claramente la autoría moral y material del doble crimen.

Y es que, Cabrera contó con detalles que el exintendente de Ypejhú desde su estancia Dos Naciones estaba siguiendo con detalles las acciones de los sicarios Wilson Acosta Marques y Flavio Acosta Riveros, hasta inclusive festejando la concresión del doble homicidio diciendo «Beleza».

«Neneco» quién querelló a Pablo Medina por sus publicaciones que lo involucró con negocios del narcotrafico que fueron totalmente confirmadas posteriormente, utilizó en todo momento el teléfono de su chofer para comunicarse con los autores materiales.

El político colorado quien acudió a la diputada Cristina Villalba vía telefónica (11 minutos) luego de que las investigaciones apuntarán directamente a él, pensó que con la muerte de Pablo acababa el tormento de su corazón, sin embargo, fue totalmente lo contrario, era que iniciaba el peor tormento de su vida, tuvo que esconderse y vivir prófugo en Brasil hasta ser detenido, procesado y condenado a 39 años que está purgado en la cárcel de Tacumbú.

Flavio corrió la misma suerte, fue detenido, procesado y condenado a 27 años de encierro también en Brasil, al igual que Wilson, este último quien sigue aún sin condena en Brasil.

INVESTIGACION 365