Mirtha Vázquez, a sus 50 años, había cumplido sus metas: ser una profesional y formar una familia. Pero tenía una tarea pendiente; conocer a la mujer que le dio la vida.
Decidió emprender una búsqueda el 13 de enero del 2020. Con dudas, abrió su corazón y contó su historia al mundo feisbukero.
Su madre, Máxima Damiana Recalde, a quién llamaban “Ika”, la trajo al mundo con solo 15 años de edad. En ese entonces, en Coronel Bogado, Itapúa, la única partera era ña Francisca, su abuela.
Ika y su pareja viajaron a Buenos Aires, en busca de trabajo. Dejó a su beba a cargo de su suegra y emprendió una nueva vida.
“Estuviste conmigo 5 meses, lo que fueron suficiente para crear en mí una conexión única, haciendo que yo aún necesite saber de vos. Fuiste a la Argentina con mi padre, habían prometido regresar por mí, mamá, pero algo pasó y sólo volvió papá. No sé si sabrán de mí en tu nueva vida y pido perdón por aparecer así pero necesito saber de vos. Hice todo en mi vida y siento que tú eres mi gran pendiente”, escribió Mirtha en una carta abierta, que trascendió fronteras con la ayuda de la bloguera Carmen Leguizamón.
La docente quedó con miedos, desde los 5 años, siendo una niña hacía muchas preguntas: ¿dónde está mamá?, ¿por qué se fue?, ¿y si me está buscando?.
Es así que su abuela le dijo: “vamos a buscarla”. Viajaron a Buenos Aires, creían que podría estar viviendo en Villa Albertina. Tocaron varias puertas, pero Ika ya no vivía allí.
Los vecinos indicaron que se casó, tuvo hijos y se mudó.
“ La primera decepción caló tanto en mí que creía nunca más necesitar saber de vos, pero no fue así. Pasó el tiempo y hoy con 50 años y 45 después de aquel primer fracaso, aún te espero mamá. Este será mi último intento por encontrarte, yo, tu hija que simplemente quiere antes de ir de este mundo, saber quién fue la que la trajo a él”, escribió Mirtha.
El riesgo de la hija no fue en vano. El posteo se hizo tan viral que llegó al esposo actual de su madre, en Buenos Aires.
Ña Ika perdió la vista por una enfermedad, así que su familia, le leyó el posteo completo y no dudó en decir: “quiero reencontrarme con mi hija”.
Llamaron a Mirtha por teléfono. Por primera vez, madre e hija conocían sus voces. El marido actual de la señora, invitó a Mirtha a su casa y se ofreció a pagarle el pasaje.
El 21 de enero, una nueva familia se unió. Mirtha cumplió su sueño de conocer a su madre. Extra