La majestuosa Exposición Universal Dubái 2020, en los Emiratos Árabes Unidos y que fuera postergada para este año a causa de la pandemia del COVID-19, recibe a miles de visitantes a diario, la mayor parte de ellos turistas que llegan hasta el lugar construido a un costo de US$ 7 mil millones.
Se estima que diariamente ingresan al recinto de varios kilómetros cuadrados de extensión cerca de 150 mil personas, siendo poco más de 300 mil la capacidad máxima que puede albergar al mismo tiempo y para el final de la muestra, en marzo del 2022, se estima que más de 25 millones de visitantes de todas partes del mundo habrá ingresado al lugar.
Más de 200 países y organizaciones presentan lo mejor de su potencial en una gigantesca y fastuosa muestra mundial, la primera en el Medio Oriente, inaugurada el 1 de octubre pasado y hasta donde llegó el Grupo Nación para descubrir y mostrar parte del evento más grande jamás visto en esta parte del mundo, tal como se lo propusieron los emiratíes.
Un pasaporte que llenar
La exposición es una gigantesca ventana al mundo, sobre todo para países como el nuestro que no es muy conocido en otras latitudes. El pabellón de Paraguay se encuentra muy bien ubicado, a pocos metros de la avenida principal que conecta la entrada con la plaza Al Wasl, el corazón de la Expo Dubái 2020.
Una ingeniosa idea lleva a los visitantes, sobre todo niños y miles no tan niños, a competir consigo mismo, tratando de visitar la mayor cantidad de países, sellando un “pasaporte” entregado a cada visitante.
Los 4,38 km² de extensión de toda la Expo hace humanamente imposible recorrerla toda en una sola jornada, sobre todo porque las visitas a los pabellones se extienden por varios minutos y hasta horas, dependiendo de la cantidad de personas aguardando para ingresar y del recorrido o actividad que se desarrolle dentro de cada recinto, además de las casi obligatorias tomas fotográficas y preguntas que hacen los visitantes.
Una hamaca de bienvenida
Ya antes de ingresar al sitio de nuestro país una blanca hamaca paraguaya invita a reposar unos segundos, antes de sumergirse en una laberinto de imágenes en alta calidad de paisajes de nuestro país, relacionados a su fauna, sus selvas, los recursos hídricos, las hidroeléctricas o las reducciones jesuíticas.
El pabellón está además decorado con obras de renombrados artistas compatriotas, siendo el mural realizado con semillas y arenas del desierto por Koki Ruiz, lo que más llama la atención, sobre todo al visitante que se acerca para descubrir los materiales que la componen.
Y así quienes ingresan al sitio destinado a nuestro país se sumergen en imágenes de selvas, jaguaretés, ríos y cascadas, acompañados por la suave guarania que suena melancólica dando un ambiente muy paraguayo al lugar.
Cerca de 50 mil visitantes ya pasaron por el lugar donde se logra que personas de todas partes del mundo tengan una mejor idea en varios aspectos que hacen a nuestro país y a la salida del pabellón, el sello del “pasaporte” despide a los visitantes mientras estos intercambian miradas entre su mapa de itinerario y las fotos aéreas de las reducciones jesuíticas.
Nicolás Tesla se hace presente
Otros países, como Serbia y Eslovaquia, apostaron por enfocarse en el aspecto tecnológico y las innovaciones. En el caso de Serbia, una larga fila de niños y jóvenes aguardaba pacientemente su turno para probar un sistema de realidad virtual desarrollado en ese país.
Uno de los personajes más famosos y casi un ícono para ellos es el inventor, ingeniero eléctrico y mecánico Nicolás Tesla. La visita a su museo y con él presente acompañando a quien porta el sistema de realidad virtual es una de las actividades que generan mayor curiosidad y sorpresa por su realismo.
Los eslovacos por su parte presentan un pabellón enfocado a la innovación tecnológica y el uso de elementos renovables como fuente de energía.
Un automóvil con diseño futurista y que utilizada hidrógeno como combustible es sin dudas la mayor atracción de este pabellón, aunque los visitantes pasan más tiempo dentro de un salón con paredes oscuras tratando de cazar “átomos” que se van moviendo hacia todas las direcciones y que al sentir el contacto de la mano, explotan creando un efecto sonoro.
El robot policía
Los pabellones de Rusia y Australia son de los más visitados y para ingresar se debe invertir bastante tiempo y paciencia formando largas filas, algo muy difícil de lograr sobre todo para aquellos con niños, quienes sin pensarlo sueltan la mano de sus padres cada vez que ven pasar al robot policía para ir a colocarse frente a él.
El robot se detiene frente al niño, realizada lo que parece ser un escaneo del rostro y luego emite un mensaje en inglés, avisando quién es y qué funciones cumple, para luego continuar recorriendo lentamente la avenida principal de la expo.
Gastronomía peruana y la Antártida chilena
Entre los pabellones de países sudamericanos visitados durante el primer día se destaca el de Perú, que expone lo mejor de su gastronomía y su historia. Un diseño arquitectónico bien logrado permite al visitante desplazarse por salas internas en el pabellón pasando de los detalles de su famosa y valorada gastronomía a exposiciones y narraciones de la historia ancestral de los pueblos Mohica e Inca, además de mostrar sus tesoros arqueológicos.
Los chilenos se enfocaron en dar a conocer con preferencia su territorio antártico, sin dejar de mostrar, por supuesto, al resto del país en mapas bien logrados y explicados, con una gran cantidad de fotografías de todas las regiones del país trasandino.
Una estructura que asemeja a un iglú fue colocada en el interior del pabellón. El visitante ingresa de manera solitaria y permanece dentro rodeado de imágenes en formato de 360° de paisajes antárticos que se mueven lentamente y en todas direcciones de manera aleatoria y que hacen que el visitante busque sostenerse por la sensación del movimiento del piso, algo que en realidad no ocurre y es solo el juego del movimiento de imágenes de las paredes del iglú.
Desconocidos, pero sorprendentes
La Exposición Dubái 2020 es una gran oportunidad para que los visitantes puedan conocer, sentir e interactuar con países tan lejanos y cuyas culturas o costumbres se nos hacen desconocidas. Las avenidas, calles y callejones de este impresionante evento están repletas de personas venidas de todas partes del mundo, dando un ambiente colorido y vibrante al lugar.
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Visitando el pabellón de Cabo Verde nos enteramos que este pequeño país insular africano ubicado a 600 kilómetros de la costa en el Océano Atlántico y que ya existía antes de la llegada de Cristóbal Colón a América está ubicado en el puesto 26° de gestión de gobierno democrático en todo el mundo y 2° en el continente africano.
Cabo Verde apuesta fuerte al turismo y a pesar de contar con poco más de 4.000 km² y 500 mil habitantes, tiene cuatro aeropuertos internacionales y tres regionales.
Hora de crear lluvias
El invierno en esta parte del Medio Oriente ayuda a que la agradable temperatura (de 20° a 22°) en la mayor parte del día se mantenga estable y de esta manera el recorrido por decenas de pabellones pueda ser realizado en pocos días.
El comentario de los emiratíes es que hace un tiempo bastante prolongado no está lloviendo en la zona por lo que es muy probable que durante los próximos días las nubes sean “sembradas” con yoduro de plata y cargas eléctricas por medio de drones y se pueda tener alguna lluvia importante, algo que ya se realizó en junio de este año.
Las autoridades del rico emirato ubicado a orillas del Golfo Pérsico no escatimaron en gastos a la hora de poner a punto esta miniciudad, que cuenta con varios bloques de edificios, utilizados como residencias para quienes llegan a trabajar por los pabellones de sus respectivos países y también se realizó una prolongación del metro de Dubái, agregando a la expo como una parada final del recorrido, en un recinto construido desde cero y como bien lo dijo un trabajador, quien explicó los detalles de la obra, en un lugar donde hace 6 años había solo arena del desierto. LA NACION