Hace exactamente un año, cuando los principales diarios del mundo registraron el avance del Covid-19 en gran parte de Asia y Europa, Tesla, el constructor de vehículos eléctricos, sorprendió a Wall Street: admitió que la producción del Model S se retrasaría un par de semanas a causa de un cierre en su fábrica de Shanghái, China. Lo mismo sucedió una semana después cuando Apple confirmó que Foxconn, su principal proveedor de hardware, no cumpliría con los pedidos. La razón: el brote del coronavirus detuvo 100 % la operación, lo que puso en jaque el ensamble de los iPhone en el mundo.
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Aunque semanas después se logró suplir la demanda y ajustar la cadena de suministro, los cierres significaron, sin duda, millonarias pérdidas para las empresas. Y no solo para estas dos. Nissan, Hyundai, Volkswagen, Adidas, Nintendo y otras multinacionales también reportaron un freno en su producción a causa de los cierres de la gran economía oriental: China. Este panorama dejó en evidencia las debilidades en las cadenas de suministro globales y ratificó el fenómeno que se viene gestando desde hace un par de años: la importancia de la relocalización empresarial.
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Esta tendencia, que se resume en la manera en la que muchas empresas están trasladando sus capacidades de producción a nuevos mercados, quizás más cerca de casa, es una de las cartas que ya barajan las grandes y medianas compañías para reducir los costos, mantener en firme su producción y diversificar sus operaciones. Incluso, antes de la pandemia, varias firmas ya habían anunciado nuevos mercados para reubicar sus fábricas. Es el caso de GoPro, Hasbro, Carrier, Black & Decker o Dell, que, a raíz de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, trasladaron sus producciones a nuevos mercados.
Ese éxodo mundial, que no solo se vive Estados Unidos, sino también Europa y Asia, muestra las bondades de la globalización y las nuevas disposiciones en materia de comercio exterior. Así incluso lo detalla un estudio del Bank of America, en el que se revela, por ejemplo, que más del 80 % de las empresas estadounidenses están pensando o planean reubicarse.
“No nos sorprende que las empresas se estén desplazando desde China hacia menores costos laborales en el sudeste asiático y la India. Lo que realmente nos sorprende es la cantidad de empresas, particularmente en América del Norte y Asia, que tienen la intención de reubicar las cadenas de suministro en su propio país o región”, dijo hace unos meses Candace Browning, jefe de investigación global del Bank of América.
La visión de Browning se debe a que ya hay varias empresas norteamericanas que ven con buenos ojos a Latinoamérica para relocalizar sus operaciones. Un estudio de Oxford Business Group confirma de hecho esta idea y advierte que hay dos economías “muy bien posicionadas para aprovechar el repunte del nearshoring”. Se trata de México y Colombia, que, según ese análisis, tienen acuerdos comerciales muy sólidos con Estados Unidos que les permiten ser un foco de inversión y de reubicación.
Martín Ibarra, presidente de Araújo Ibarra & Asociados, firma consultora en comercio exterior, lo explica a Forbes así: “Una línea de producción se para porque un sensor o una tuerca no llega. Entonces las multinacionales están buscando tener un segundo proveedor. Y eso lo quieren cerca, ojalá de naciones que tengan TLC con Estados Unidos. Por eso Colombia es uno de los países más interesantes para analizar”.
China ya no es la fábrica del mundo
Así como Apple ya anunció planes para expandir las operaciones y no depender de China, otras empresas se han sumado a esta tendencia, por lo que buscan nuevos mercados. Esas intenciones empresariales ya le han tocado la puerta a Colombia, que gracias a sus 17 acuerdos comerciales se perfila para ser un líder en relocalización empresarial en Suramérica.
La ubicación geográfica, la cercanía a los mercados estratégicos, su estructura fiscal y el crecimiento de la industria nacional son los ejes principales que sin duda cuadran la ecuación de los inversionistas. Flavia Santoro, presidenta de Procolombia, explica que Colombia se destaca “en la región por un conjunto de atractivos que lo hacen un destino ideal para la relocalización y la expansión de multinacionales”. Añade, incluso, que es una plataforma exportadora con acceso a más de 1.600 millones de consumidores, una cifra interesante que no pasa desapercibida por las empresas.
“En este proceso (las empresas) buscan lugares que les ayuden a reducir costos, tiempos, distancias y lograr la eficiencia de sus operaciones para garantizar la continuidad de sus negocios. Estamos seguros de que Colombia es ese destino ideal”, le dice Santoro a Forbes. “Cuando se tiene un abastecedor cerca, el tema es de días u horas. Que Colombia esté tan cerca de los Estados Unidos, ya sea por vía aérea o por barco, es una ventaja. Y eso se debe aprovechar”, añade Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex).
Tanto para los empresarios como el Gobierno, el país cuenta con ventajas competitivas que lo perfilan como un hub interesante para establecer fábricas y nuevos negocios. Esas proyecciones se ven igualmente en México y Chile (en América Latina), así como India y Filipinas y Taiwán, por ejemplo. Según explica Martín Ibarra, esto hace que se genere una reconfiguración de las cadenas de valor, que muestra de fondo que ya China no es la fábrica del mundo, pues hay otros mercados con la capacidad de suplir producción en varios sectores económicos.
Colombia, por ejemplo, tiene un alto potencial en los productos intermedios, dice María Claudia Lacouture, directora de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham). En diálogo con Forbes, la ejecutiva, quien ha estado detrás de todo este proceso de relocalización, junto a ProColombia, advierte que estos productos tienen que ver con todo lo relacionado a equipos eléctricos, textiles y zapatos, artículos de madera, químicos y farmacéuticos, equipos de transporte, maquinaria, alimentos y productos procesados. “La importación de Estados Unidos de productos intermedios se viene reduciendo en más de 43 %, entonces eso le suma otra oportunidad a Colombia”.
Las nuevas inversiones
En una cascada de 600 empresas segmentadas como potenciales inversionistas, el Gobierno ya tiene un dosier de 104 que han manifestado su interés de considerar a Colombia como una de las opciones para relocalizarse en el corto y mediano plazo. Esas firmas pertenecen a sectores productivos como agroindustria, construcción, agroquímicos, ciencias de la vida, tecnologías de la información, metalmecánico, energía, químicos y ciencias de la vida, entre otros.
Aunque Santoro, de ProColombia, no quiso revelar nombres de empresas que ya estén en proceso de mudar sus actividades de producción, argumentando varios acuerdos de confidencialidad, Forbes conoció que ya hay ocho multinacionales que tienen diálogos avanzados con el Gobierno para anunciar inversiones concretas en los próximos meses. Se trata de una empresa del sector automotriz, tres del renglón agroindustrial, una del sector farmacéutico y otra del de alimentos, entre otros.
Analistas, gremios, empresarios y Gobierno no revelaron montos de inversión de manera puntual. “Son cifras interesantes. Miles y millones de dólares los que pueden llegar”, dijo Díaz, de Analdex. Lacouture, por su parte, entregó una cifra que se aproxima al potencial que hay en Colombia: “Desde la entrada en vigor del acuerdo comercial con Estados Unidos hemos recibido anualmente más de 2.000 millones de dólares ¿Qué se puede esperar? Que esa cifra se siga manteniendo en un contexto en el que está decreciendo la inversión extranjera directa en un 40 %; y que se logre un ambiente para que se pueda dar”.
La presidenta de AmCham agrega que todo dependerá de los ciclos de inversión, que son variantes y no constantes. En sus palabras, advierte que una empresa que va a hacer inversión en el sector BPO no requiere un monto importante, pero si de capital humano. Así, aclara que toda inversión dependerá del core de negocio de cada una de las empresas, y de las expectativas que se planteen al corto y mediano plazo.
Pero no solo quienes llegan por primera vez al territorio están dentro de toda esta estrategia empresarial. Desde AmCham aseguran que quienes están y fortalecen su operación con más inversión instalada se ubican dentro de todo este plan. Ese es el caso de PepsiCo, que al cierre de 2020 concretó una inversión por $609.000 millones para modernizar su planta en Funza, Cundinamarca. “El ‘nearshoring’ no solamente son empresas nuevas que llegan al país, sino también empresas que están instaladas, a las que se les pedirán procesos adicionales a los que están haciendo acá”, dice Lacouture.
Hoy, Colombia tiene 450 empresas americanas asentadas en el país, quienes generan más de 100.00 empleos formales en 15 sectores no minero-energéticos, según los cálculos de AmCham. Las nuevas firmas que lleguen al país ayudarán a consolidar la producción de nuevos sectores, así como a fortalecer la alianza comercial que se prevé gestar con el nuevo gobierno de Joe Biden.
Todos estos planes se harán transversalmente mientras por la otra orilla firmas de la otra potencia mundial analizan su ingreso a Colombia. Se trata de las empresas chinas, que al igual que las norteamericanas, ven con buenos ojos el país para establecerse y expandirse desde este mercado. Jaime Suárez, director de la Cámara Colombo China, ha dicho que están trabajando junto a ProColombia para seguir impulsando la inversión china en Colombia. Ya se ha visto de la mano del metro de Bogotá, las empresas mineras-energéticas y de infraestructura. Sin embargo, con esta estrategia de ‘nearshoring’, también se vislumbran buenas oportunidades para aprovechar a Colombia como una plataforma exportadora.
Vale aclarar que, en los rubros de inversión de proyectos gestionados por ProColombia, el país cerró con balance positivo en 2020, lo cual seguiría en 2021. “Acompañamos la llegada de 198 proyectos con negocios por 9.077 millones de dólares, lo que refleja el interés que nuestro país despierta como destino de negocios. El monto de inversión es un 45,2 % superior a nuestra meta proyectada para ese año de 170 proyectos e inversiones por 6.250 millones de dólares”, dice Santoro.
Los retos
Estar listo para ingresar a las cadenas globales de valor demanda una serie de retos en los cuales aún Colombia tiene tareas pendientes por cumplir. Lo dicen desde Analdex, AmCham y el Consejo de Empresas Americanas (CEA). Uno de los grandes desafíos -en los que coinciden los gremios- es quizás la falta de infraestructura avanzada que todavía no se logra impulsar en el país. De fondo, argumentan que aún hay rezagos en materia de vías terciarias, deficiencias en logística y baja capacidad para las nuevas tecnologías.
“En el tema de adoptar nuevas tecnologías o tener capacitaciones para las nuevas industrias 4.0, donde muchos sectores ya están adoptando inteligencia artificial o robótica para la cadena de suministro, Colombia aún no las tiene integradas”, dice Lacouture. “Tenemos deficiencias y faltas de competitividad en temas como infraestructura. Pero no solamente en infraestructura vial, sino también tecnológica”.
El presidente de Analdex sostiene que a esto se suma las preocupaciones para crear un entorno que sea amigable con este sector: tanto en la parte tributaria, como la logística y la tramitología. Argumenta que una de las principales barreras que ven los empresarios para llegar al país es “todo el tema de las licencias, los permisos y las solicitudes ambientales. Se ha vuelto una odisea sacar estos permisos, entonces lo que uno dice es que tenemos que contar con esa cercanía, pero crear un ambiente adecuado para la inversión”.
Ese ambiente del que habla el líder de Analdex debe ir acompañado en fortalecer las competencias del capital humano nacional. Si bien los expertos destacan que hay un gran potencial en todos los sectores, con profesionales más preparados para enfrentar la nueva demanda laboral que llegaría al país, hay voces que creen que todavía hay desafíos en materia del idioma y las nuevas habilidades que exige el mercado.
Ricardo Triana, director del Consejo de Empresas Americanas (CEA), explica: “Tenemos problema en el tema de bilingüismo. Hay que insistir mucho en aprender inglés, pues se están presentando oportunidades, pero se necesita hablar inglés. Las empresas están buscando personas que realmente sean bilingües, y eso es un gran reto que Colombia tiene. Tenemos un gran potencial, pero falta el bilingüismo”.
El ejecutivo advierte que las compañías estadounidenses que están llegando al territorio buscan personal calificado con altos niveles de inglés. De ahí agrega que será necesario un trabajo entre el Gobierno y los privados para impulsar programas que fomenten el aprendizaje del idioma, y las nuevas capacidades que exige el mercado.
Con todas las barreras, los desafíos en materia de infraestructura, y el abanico de oportunidades que se vislumbran a corto y mediano plazo, Colombia ya se perfila para soportar la producción de las grandes potencias mundiales. Una tarea nada fácil, pero que pondrá al país en el radar de los grandes inversionistas mundiales. A la final, se convertirá en un jugador intermedio, que ayudará a soportar las grandes redes del comercio global.
Forbes Colombia.