La política exterior y, más concretamente China y Rusia, han ocupado una parte importante del discurso del estado de la Unión que Joe Biden ha pronunciado este martes en el Capitolio. El presidente estadounidense considera la invasión de Ucrania un test para su país y para el resto del mundo y ha prometido defender la soberanía y la democracia frente a la tiranía: “Nos opusimos a la agresión de Putin. Esta noche nos acompaña una vez más la embajadora de Ucrania en Estados Unidos. Ella representa no sólo a nuestra nación, sino el coraje de nuestro pueblo”.
Las relaciones con Pekín están marcadas por el globo chino destruido por Washington y acusado por algunas fuentes estadounidenses de espionaje. “Estoy comprometido a trabajar con China allí donde pueda hacer avanzar los intereses estadounidenses y beneficiar al mundo. Pero no se equivoquen: como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger nuestro país. Y lo hicimos”, aseguró Biden.
En cuanto a la política interna, el presidente propuso durante sus 75 minutos de alocución prohibir las armas de asalto una reforma que impida los abusos de la policía, una ley del aborto para todo el país y una reforma migratoria integral. Además presumió de gestión económica por la reciente bajada de la inflación y el descenso del paro.