La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía, es decir, cuando el páncreas no produce suficiente insulina. Los principales tipos de diabetes son tipo 1, tipo 2 y durante el embarazo.
La diabetes se caracteriza por tener niveles de glucosa (azúcar) elevados en la sangre de manera persistente, debido a que la insulina (hormona natural del cuerpo) producida en el páncreas, no funciona adecuadamente.
Para evitar complicaciones en la salud, es importante realizar controles anuales de glicemia que puedan determinar el nivel de azúcar en la sangre. Si su nivel de azúcar en sangre resulta 100 o más, es prediabetes; y si el nivel llega a 126 o más es diabetes.
Los principales tipos de diabetes son tipo 1, tipo 2 y gestacional (durante el embarazo).
Diabetes tipo 1
Corresponde a menos del 10% de los casos y no es prevenible; este tipo de diabetes se presenta cuando el páncreas no produce insulina en absoluto. Esto se debe a que el sistema de defensa del cuerpo ataca a las células productoras de insulina del páncreas y las destruye. La diabetes tipo 1 es frecuente en niños y adultos jóvenes. Estos pacientes dependen de la aplicación de insulina externa inyectable 6 veces al día, además del monitoreo de glucosa capilar, entre 5 a 8 controles antes de las comidas.
Diabetes tipo 2
Es la más frecuente, representa el 90% de los casos y es prevenible. Aquí la insulina no funciona adecuadamente debido a los excesos en la alimentación, el sedentarismo, hábitos tóxicos, sobrepeso y obesidad. Puede aparecer a cualquier edad, incluso durante la infancia. Sin embargo, este tipo de diabetes se presenta con mayor frecuencia en las personas de mediana edad y en edades geriátricas. El tratamiento se inicia con la modificación de hábitos nutricionales, inclusión de actividad física recomendada por el médico (frecuencia, periodicidad y tipo de actividad) y suspensión de hábitos tóxicos. Posteriormente, el tratamiento se intensifica con antidiabéticos orales y el uso de insulinas externas, según prescripción del médico.
Gestacional (en el embarazo)
Puede aparecer desde el inicio hasta el final del embarazo. Se recomienda que, una vez confirmado el embarazo, se realicen controles de glucemia periódicos para detectar a tiempo la patología. La glucemia elevada durante el embarazo conlleva a complicaciones en el desarrollo y crecimiento fetal, problemas durante el parto y predispone al recién nacido a enfermedades crónicas no transmisibles en la adultez.
Síntomas:
Deben llamar la atención al paciente y su familia los siguientes síntomas: sed frecuente y con preferencia de líquidos azucarados, hambre voraz, pérdida de peso inexplicable, micción (orina) frecuente, que lo despierta en la madrugada; fatiga que no mejora con el descanso, picazón de piel y zona genital, heridas que no cicatrizan, visión borrosa, disfunción eréctil, entumecimiento u hormigueo de pies y piernas, además de la depresión.
Ante la presencia de dos o más síntomas, se recomienda acudir al médico para un control clínico y laboratorial. HOY