Los problemas del lenguaje, la audición y la voz pueden afectar a cualquier niño. Sin embargo, para los padres puede resultar difícil darse cuenta a tiempo y saber cómo actuar. La fonoaudiología es la disciplina que tiene las terapias adecuadas para estos casos. Sepa reconocer las señales de alarma.
FUENTE: POR JUAN RIVEROS
Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)
Muchos de los padres deciden que sus hijos abandonen las terapias fonoaudiológicas al momento en que éstos ingresan a la guardería o escuela, pensando que una cosa reemplaza a la otra.
El error que se comete en estos casos es que los padres creen que la guardería o escuela sirve para suplantar a las terapias fonoaudiológicas, y claramente está comprobado que no es así y ambas cosas deben ser trabajadas de manera conjunta.
Al respecto y en contacto con HOY de Nación Media, la licenciada en Fonoaudiología, Amanda Acuña, manifestó que la escuela sirve demasiado para que el niño interactúe con su entorno, aprenda mediante modelos y se relacione con sus pares. Sin embargo, la terapia fonoaudiológica consiste en actividades específicas que no deben ser dejadas de lado.
Cabe recordar que la Fonoaudiología es una disciplina relacionada a las Ciencias de la Salud, que abarca diversas áreas como el habla, lenguaje, la voz, audición, entre otros.
La licenciada señaló además que, en la terapia fonoaudiológica se trabaja con objetivos específicos para lograr potenciar las habilidades lingüísticas del niño.
Explicó que, la fonoaudióloga debe hacer un reporte a la docente, ya sea de forma oral o escrita, con sugerencias o metas que debe lograr el niño, así como las estrategias que pueden ser utilizadas en el aula. También el informe debe darse en el sentido opuesto, para evaluar el aprendizaje del alumno.
Sobre el punto, mencionó la importancia de que las docentes hagan las derivaciones al fonoaudiólogo de manera temprana, de acuerdo con su evolución y así tratar correctamente las alteraciones en el desarrollo del lenguaje.
“Al iniciar la etapa escolar, se añaden otros objetivos, dependiendo de los desafíos trazados por la docente, la expectativa de la familia en relación a la escuela y lo que va aconteciendo en el desarrollo de la terapia”, expuso la profesional.
Resaltó además que, uno de los mitos es que, al ingresar a la escuela, el chico aprenderá a hablar. “El niño tiene que empezar a hablar en el tiempo adecuado. A los 12 meses sus primeras palabras, luego a la edad de 1 año 6 meses unas 25 palabras, a los 2 años 50 palabras y así sucesivamente. En la guardería aprenderá otras habilidades, pero no reemplaza al trabajo fonoaudiológico”, subrayó
Es importante mencionar también, que la evolución de los niños con alteraciones en su desarrollo de lenguaje, depende del momento de la detección y del inicio del tratamiento. En ese sentido, la licenciada refirió que, cuando más temprano se inicie el proceso de estimulación, habrá un mayor aprovechamiento de la plasticidad neuronal del niño y, por ende, un mejor pronóstico.
SIGNOS DE ALARMA
Entre el primer y segundo año de edad: falta de balbuceo, poca respuesta al habla o a sonidos, intentos mínimos o nulos de comunicación.
Entre los 2 y 3 años: interacción escasa, vocabulario pobre, poca reacción al lenguaje hablado de adultos y estancamiento en el desarrollo de su lenguaje.
Entre los 3 y 4 años: cuando el niño utiliza palabras sueltas o cuando parientes cercanos no pueden entender el discurso del niño.
Entre los 4 y 5 años: interacción anormal, las frases del niño no tienen más de dos o tres palabras y cuando los parientes cercanos no pueden entender más de la mitad de las palabras emitidas por el niño
A partir de los 5 años: dificultad para narrar una historia de forma coherente, dificultad para recordar y seguir instrucciones verbales y poca capacidad interactiva. HOY