Diego Isaac Benítez, otrora gerente deportivo y posterior directivo de Olimpia, hoy prófugo internacional de la Justicia por un mega cargamento de drogas interceptado en Alemania, mantuvo operaciones financieras con el club y la turbia Fundación Franjeada, según los registros de un informe confidencial de la SEPRELAD.
Huyó apenas pudo y en su estela solo sembró dudas. Diego Benítez pasó de potentado empresario y dirigente deportivo a tener rótulo de capo del crimen organizado en un abrir y cerrar de ojos.
En las siguientes líneas esbozaremos el caso, sus diferentes aristas y la manera en que Benitez aparece en los registros contables de una de las instituciones deportivas más prestigiosas del país, comprometiendo su imagen.
EL CASO
En febrero de 2021 en el puerto de Hamburgo, Alemania, se descubrió un descomunal alijo de 23 toneladas de cocaína camuflada en latas de pinturas que salieron del Paraguay, específicamente de la empresa Pinturas Tupa SAS, donde figuraba Diego Isaac Benítez Cañete como director.
En marzo de 2022, Benítez fue señalado por los responsables de la Operación Atlántico Norte de ser piedra angular de una compleja estructura dedicada al tráfico de drogas a nivel internacional. En este sentido, la organización se valía de los puertos paraguayos, desde donde lograba conectar con las principales ciudades de Europa y, presuntamente, también de África.
BENÍTEZ Y EL FÚTBOL
La cosa tomó otras dimensiones ya que Diego Benítez era un conocido protagonista del ámbito deportivo local. Por su trabajo en el club Guaraní, a finales del 2017 el entonces presidente del club Olimpia, Marco Trovato, lo contrató para trabajar como gerente deportivo. Esta sociedad se saldó con múltiples éxitos y Benítez no tardó en hacerse un hueco en las altas esferas de la institución franjeada.
En la votación para el siguiente ciclo directivo, Benítez ingresó a la Comisión del reelecto Marco Trovato como miembro titular, cargo al que renunció luego de explotar el escándalo.
¿INYECCIÓN DE DINERO SUCIO?
Un informe de inteligencia financiera de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero (SEPRELAD) -fechado el 29 de octubre del 2020- deja constancia sobre los “peculiares” movimientos del club Olimpia, la Fundación Franjeada y sus directivos y principales aportantes.
En este sentido, el documento señala que “en el tiempo de consulta” (1/1/2014 al 27-8-2020) se dejan ver transferencias remitidas y recibidas en las cuales intervinieron “personas físicas que registran Reportes de Operación Sospechosa (ROS) en la base de datos de la SEPRELAD”, entre las cuales se encuentra el ya mencionado Diego Benítez.
El 16/07/2020 se registra una transferencia de Benítez (Gs. 40.249. 997) a las cuentas de la Fundación Franjeada. El mismo cuadro indica que Olimpia recibió en calidad de beneficiario unos Gs. 80.449.994 de Benítez, entre otros movimientos.
Así también, figuran transacciones de la Fundación Franjeada a Diego Benítez en calidad de ordenante por Gs. 178.354.000.
Es decir, ¿fue Diego Benítez tan buen funcionario que prestó y/o administró dinero del club al que rendía sus servicios? ¿Fue Benítez uno de los tantos mecenas?
Sea como fuere, se presta para especular…
¿POR QUÉ PREOCUPA LA FUNDACIÓN FRANJEADA?
En los papeles, la Fundación Franjeada es una organización sin fines de lucro creada el 22 de octubre de 2013 con la llegada de Marco Trovato a la presidencia del club Olimpia para la promoción y administración -de las formativas del club y -tras una nueva adenda del convenio en 2014- del plantel de reserva y principal.
Los Estatutos de la Fundación Franjeada indican que por “las cláusulas” del referido convenio el club Olimpia le cede “la administración total de los ingresos ordinarios y otros recursos del club, el uso de la marca para la contratación de auspiciantes y negociaciones de los derechos económicos de los jugadores (…)”.
Sin embargo, el equipo de Inteligencia Financiera de la Seprelad insiste en “la importancia” de comprender “la naturaleza de la creación de la Fundación Franjeada”, como entidad “sin fines de lucro” y las limitaciones propias de su rol social.
Según detallan las documentaciones, fue esa misma condición de “sin fines de lucro”y la movilidad entrelazada de dinero en las cuentas de ambas organizaciones la que hizo sospechar a las propias entidades bancarias (dentro de los llamados Sujetos Obligados Reportantes del Sistema financiero), quienes expidieron los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS) con observaciones específicas.
A través de los Sujetos Obligados se detectaron “transferencias remitidas/recibidas SIPAP en las cuentas de la Fundación Franjeada que corresponden al club Olimpia y viceversa, en menor medida”.
Inteligencia Financiera de SEPRELAD sostiene que la Fundación Franjeada “debería rendir cuentas y demostrar una gestión por cuenta y orden del club Olimpia”, conforme señala el informe confidencial y la hipótesis de los investigadores.
No obstante, la Fundación Franjeada “no hace discriminación” con relación a las actividades de uno y otro, ”confundiéndose estas actividades entre sí, e inclusive, con las de sus dirigentes”, que finalmente, sospecha “con relación al flujo de efectivo movilizado por ambas instituciones”, según alega el informe.
Es decir, por la visión de los técnicos de la SEPRELAD, la naturaleza ambigua de la administración de la Fundación Franjeada -y su consecuente relación con el club Olimpia- se presta para la evasión de impuestos y hasta lavado de dinero, ya que no existe control sobre los aportantes y sus actividades financieras, como es el caso del hoy prófugo Diego Benítez.
El exvicepresidente Pedro Balotta, afirmó en sucesivas entrevistas que el manejo de la Fundación Franjeada le generan dudas y que una “rendición de cuentas” es necesaria para calmar los ánimos de la masa societaria, ávida de explicaciones ante la ola de revelaciones generadas tras la salida de Marco Trovato.
Diego Benítez movió dinero entre Olimpia y la Fundación Franjeada, y hoy día se encuentra inmerso en un histórico caso de tráfico de drogas. La cuestión está servida. HOY