El nuevo dilema al que deben enfrentarse las nuevas generaciones de padres es la dependencia extrema de sus hijos, principalmente los niños, a los teléfonos celulares, hecho que con el paso del tiempo puede acarrear problemas conductuales o de socialización.
Por Robert Bourgoing (@robertb_py)
La incursión cada vez mayor de la tecnología en nuestras vidas ha generado cambios importantes en la manera en la que realizamos nuestras actividades cotidianas. Algo tan usual del día a día puede ser mucho más sencillo de realizar gracias a las nuevas posibilidades que se han generado con esto.
Pese a ello, hay que admitir que no todo es del todo positivo en este ámbito, pues también se dan situaciones que con el tiempo pueden llegar a convertirse en dificultades con las que uno debe lidiar.https://9e5ec62498a7dd3194e5f10786a963f0.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
La dependencia a los móviles es justamente uno de estos dilemas a los que muchas personas deben enfrentarse en la actualidad, principalmente los padres de familia quienes ven cómo sus hijos pasan varias horas al día frente a las pantallas.
La licenciada María Gloria Maciel, psicóloga clínica y especialista en Psicología Cognitiva Conductual de niños, adolescentes y adultos, comentó a HOY que esta es una realidad que últimamente ven de manera muy frecuente en consultorio, hecho que también genera preocupación a sus demás colegas.
De un tiempo a esta parte, cada vez más niños y adolescentes generan un nivel de dependencia tal a los celulares que hasta roza lo adictivo, advierte, lo cual debe ser un llamado de alerta para los padres que son los encargados de controlar este asunto.
En ese sentido, hace un énfasis especial en la regulación de la cantidad de tiempo que pasan los hijos utilizando sus smartphones o tablets, ya que eso incide en gran medida en el nivel de dependencia que se genera.
Durante la pandemia, muchos estudiantes empezaron a tener un mayor roce con la tecnología al adoptarse el formato de educación virtual, y fue en ese interín en el que considera que probablemente también se produjo un aumento en la cantidad de niños y adolescentes apegados a sus móviles.
Esta psicóloga coincide en que no lo correcto que los padres deleguen la responsabilidad a los teléfonos para mantener quietos o concentrados a sus hijos, lo cual hace un tiempo atrás también había ocurrido con la incursión de la televisíón.
“Un teléfono puede ser muy útil pero siempre que exista un control riguroso de los padres, sobre todo en la cantidad de horas de uso y también en el contenido que ven los chicos”, refirió Maciel.
Entre los problemas que derivan de la dependencia de niños y adolescentes a los teléfonos celulares se encuentran: mayor irritabilidad, pérdida de la concentración, agotamiento visual, dificultades para la sociabilización, entre otras.
Un niño o joven que le da mayor prioridad a usar el celular antes que salir a jugar con sus vecinos o amigos puede llegar a tener serios problemas al momento de pretender interactuar con ellos, justamente porque no desarrolla del todo las habilidades sociales, mencionó la licenciada.
A su criterio, la edad recomendable para permitir el uso de teléfonos celulares es a partir de los 12 años en adelante, ya que antes de eso puede representar mayores dificultades a la hora de manejar la situación.
Por ello, se debe generar una mayor conciencia en los adultos sobre este aspecto, buscando la manera adecuada de “desapegar” a sus hijos de estos dispositivos y ayudarlos a buscar otras alternativas que no necesariamente requieran del uso de tecnología, como la práctica de algún deporte, la actividad física, algún recorrido, la lectura de libros o una simple charla en el patio, a modo de darles la oportunidad de desarrollarse de manera plena y sin dependencias perjudiciales. HOY