De acuerdo con una investigación realizada en Brasil, los estudiantes de entre 12 y 17 años de ciudades brasileñas fronterizas con Paraguay abandonan sus estudios para dedicarse al contrabando de cigarrillos.
La mayoría de los niños y adolescentes de 12 a 17 años que viven en las ciudades de Foz do Iguazú y Guaíra, en el Estado de Paraná, y Ponta Porã, en Mato Grosso do Sul, ciudades fronterizas de Brasil con Paraguay, abandonan sus estudios para sumergirse al mundo del contrabando de cigarrillos, según una investigación que fue dada a conocer por el medio internacional O Globo.
Asimismo, se destaca que el flujo de pasar de las aulas al mercado del traslado ilegal de tabaco se da desde hace décadas y que el 90% de los mismos niños y jóvenes que dejan la escuela o colegio para dedicarse al contrabando también ingresan definitivamente al mundo del crimen una vez cumplida la mayoría de edad.
El documento recuerda que, de acuerdo con una encuesta realizada por Inteligencia en Investigación y Consultoría Estratégica (Ipec), el 48% de los cigarrillos que se consumen en Brasil son ilegales y el 39% del total de consumidos son contrabando, la mayoría ingresados desde Paraguay.
“La actividad domina la mitad del mercado brasileño. ¡Es inaceptable! Además de contar con esta acción del vecino (refiriéndose a Paraguay), hemos identificado contrabando proveniente de Asia y Medio Oriente”, expresó Edson Vismona, presidente brasileño del Foro Nacional Contra la Piratería y la Ilegalidad (FNCP).
Según el análisis, en todo el Estado de Paraná, los cigarrillos ilícitos dominan el 66% del consumo comercial, mientras que en la región de Mato Grosso do Sul, los cigarrillos de contrabando representan el 86% del comercio de tabaco.
Se trata de una estructura que pasa de padres a hijos y actualmente preocupa a la sociedad brasileña, debido a que es una problemática social, de salud y de seguridad pública, ya que lleva a los involucrados a realizar otros crímenes.
Los contrabandistas escogen a los niños y adolescentes que son más fuertes y, por lo tanto, más capaces de llevar los productos, a quienes les ofrecen calzados de marca, celulares, computadoras u otros bienes materiales.
Además, los investigadores indicaron que los encargados del mercado ilegal en la frontera optan por el trabajo infantil, debido a que judicialmente es un proceso menos difícil en caso de que el niño sea detenido por las autoridades, ya que solo cumplirán con las medidas socioeducativas.
En el Brasil, las penas por el contrabando de cigarrillos son mínimas y van de uno a cuatro años de prisión y aún pueden cumplirse en un régimen abierto, o incluso convertirse en prestación de servicios y/o sanciones pecuniarias.
La investigación consistió en el mapeo de un importante punto de entrada para niños y adolescentes en el crimen, en el Sur y en la región del Medio Oeste, que estuvo a cargo del investigador y economista Pery Shikida, de la Universidad Estadual do Oeste do Paraná (Unioeste) del Brasil, junto con datos del Instituto de Desarrollo Económico y Social de las Fronteras (Idesf). A.570