La piel del pollo ha sido considerada su parte menos saludable, ¿qué consecuencias trae consumirla?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dentro de sus pautas para una alimentación saludable la ingesta de carnes magras.
Precisamente, el pollo es una de ellas, por lo que suele ser un elemento clave en la dieta de muchas personas. No obstante, alrededor del mismo también circulan varios mitos.
Uno de los debates más grandes frente al consumo de pollo aborda la siguiente pregunta: ¿Con o sin piel?
consumo no sobra y, de hecho, aporta nutrientes esenciales para el organismo. En tal virtud, el riesgo viene cuando se abusa de su consumo.
Mantener una dieta equilibrada y complementarla con hábitos de vida saludable es primordial. Partiendo de este punto, es válido que las personas que sufren, por ejemplo, de enfermedades cardiovasculares o problemas de colesterol eviten el consumo de piel de pollo y opten por otras fuentes alimenticias.
En vista de que la piel concentra la mayor cantidad de grasa del pollo, su consumo desproporcionado podría potenciar los problemas de índole cardiovascular.
Por esta razón, es conveniente acudir a un nutricionista para estructurar un plan alimenticio acorde a las necesidades de cada persona.
¿Cuál es la forma más saludable para cocinar el pollo?
La preparación es fundamental -y no solo cuando se habla del pollo-. Es durante este proceso cuando se añaden otros ingredientes que pueden condicionar el valor nutricional final de cada comida.
Los cereales integrales son recomendados para incluir en dietas saludables y equilibradas.
Puntualmente sobre el pollo, el portal Saber Vivir recomienda prepararlo asado. De esta manera, la grasa se desprende y no termina entrando de lleno al organismo. Por el contrario, cuando se fríe, la piel retendrá la grasa.
“Además, cuando se cocina a altas temperaturas, como pasa con la fritura, puede volverse crujiente pero también puede generar compuestos potencialmente dañinos, como acrilamida. Así que si quieres prepararlo así alguna vez, es mucho mejor que le quites la piel”, anota el citado portal.
En resumen, el consumo de la piel del pollo no resulta dañino por sí solo. El problema viene en escenarios particulares, cuando se cae en los excesos o se cocina de una manera poco idónea. Hoy