Don Isauro Fernández, de 61 años, se dedica junto a su familia a la producción de la exquisita frutilla. Es su rubro principal de renta, al igual que la miel y piña que también tiene en su pequeña finca ubicada en la compañía Cerro Costa, de Santa Rosa Misiones, distante a poco más de 5 km del casco urbano de la ciudad.
Este productor debe lidiar con cuatro plagas para sacar adelante a su familia. Primero, los ácaros que atacaron de forma aguda a sus frutillas en esta temporada de invierno. Luego, la invasión de pajaritos que devoran ese delicioso fruto rojo al crecer; en tanto que las ratas se comen las piñas y los ladrones se llevan –como le ocurrió en julio pasado– la miel que produce, luego de espantar con fuego a las abejas de sus panales de apicultura. Por estas penurias atraviesa, Don Isauro y para salvar algo, remata sus frutillas y así evitar una pérdida total.
“Vendemos a G. 20.000 el kilo, es un muy buen producto”, señala con relación a las tentadoras frutillas que exhibía en una bandeja tras recoger de la huerta.
Actualmente, a pesar de la ardua tarea que representa cultivar ese tipo de delicados frutos, Don Isauro no tiene lugar para descansar ya que debe combatir las plagas que atacan a cada una de sus producciones. A la cabeza están los ácaros que “estresan a las plantas de frutilla”, amenazando no solo que la planta no fructifique, sino que se muera y se pierda totalmente porque ya no sirve ni para sacar su semilla.
Las plantas que van logrando salvar y fructifican, entre tanto, son perseguidas por las aves que son atraídas por las suculentas frutas, “igual aunque no estén maduras”. Es así como deben estar espantándoles constantemente, especialmente en los días de frío y lluvia.
La alternativa que tiene para salvar parte de lo que destruyen los pajaritos, es preparando mermelada o postres. “Luchamos con todo lo que podemos contra los ácaros que matan las plantas. Los pájaros que se comen las frutas, principalmente en días de lluvia y cuando hace frío. Los ratones vienen de las casas viejas y se comen nuestra piña”, enumera dejando ver un rasgo de pesar en su rostro.
Pero eso no es todo, según relata. “Aparte de las plagas, también hay ladrones que quemaron mis abejas y se llevaron la miel. Es una lucha constante producir para obtener ganancias y así poder cumplir con los compromisos que tenemos”, exteriorizó.
Don Isauro comentó que ya han probado de todo para alejar a estas plagas. Cal y azufre en polvo para ahuyentar a los ácaros, algunas trampas para las ratas, así como un riego intensivo vertical.
Lo que no pueden remediar son las furtivas incursiones de los amigos de lo ajeno. UH