Hasta julio, la mitad del ingreso de divisas al país provienen de la carne y soja. Sin embargo, ante desafíos que atraviesan, instan al Gobierno a aplicar medidas de apoyo a los productores.
El complejo tanto de la carne como de la soja se encuentra actualmente en constante aumento en relación con el mercado internacional, con un crecimiento aproximado del 8% al comparar con los primeros siete meses del 2023.
Solo durante este primer año del actual Gobierno, Paraguay logró ingresar su carne a 15 nuevos mercados, con un ingreso cercano a los USD 1.000 millones de enero a julio, según el BCP.
Mientras tanto, en el caso de la soja, la dinámica de exportaciones también se mantiene en alza, cerrando el séptimo mes del año con un ingreso de más de USD 2.529 millones; es decir, USD 196 millones más en la comparación interanual.
No obstante, ambos rubros atraviesan un escenario de incertidumbre, debido a la caída de los precios de la soja a nivel internacional, lo que vaticina pérdidas en materia de ingreso de divisas para el país, y al bajón de los precios que recibe el productor ganadero, además de las condiciones climáticas adversas, causando un riesgo en la calidad de la producción y el hato ganadero.
Sin embargo, también advierte sobre los desafíos del sector y las implicancias redistributivas de estas actividades, señalando que una disminución en la oferta de cargas afectaría directamente diversos sectores, desde fletes, combustibles y jornales.
Por ello, insta al Gobierno a implementar una mesa de trabajo para buscar políticas orientadas al apoyo de pequeños y medianos productores, mejorando su acceso a crédito, asistencia técnica, y formalización de derechos de propiedad.
Enfatiza en que el Gobierno debe crear condiciones que permitan a más familias rurales integrarse en las cadenas productivas. “No incorporar estas variables en el análisis de formulación de políticas públicas y actuar sobre ellas, seguirá siendo un error táctico – estratégico – político grave, pues estas son las causas profundas que subyacen en el mundo rural. Es tarea del Gobierno instalar y conducir una mesa de trabajo”, resalta.
SOJA. Subraya que la caída del precio de la soja, atribuida a una sobreoferta global, podría reducir los ingresos del país en hasta USD 1,5 mil millones, impactando la disponibilidad de divisas. “Esa cifra menor que recibirá el productor, comparativamente respecto al año anterior, refiere un paso de USD 500 a USD 350 este año. Generaría una escasez de divisas en el mercado y una mayor apreciación respecto al guaraní”, detalla.
CARNE. En cuanto al sector cárnico, señala que Paraguay es el único de la región donde el precio del novillo Mercosur bajó, alcanzando los USD 3,05 por kilo. “Argentina y Uruguay están por encima de 4,0 y 4,10 USD/kilo y Brasil, si bien su precio está en 2,62 USD kg, cerca del 80% de su producción destina a su consumo interno, inversamente proporcional al caso de Paraguay”, añade.
Destaca el acceso al mercado americano para la carne paraguaya como una certificación de calidad, aunque advierte que para seguir en ese mercado se necesita satisfacer las “3 C” del comercio: Calidad, continuidad y costo.
Ante la incertidumbre de continuar con el mercado americano, sostiene que las relaciones comerciales deben ser gestionadas por el sector privado sin intervención gubernamental.
“Ningún Gobierno debiera intervenir en las relaciones de mercado y entre privados, excepto asegurar la libre competencia y facilitar el acceso a informaciones que permitan tomar decisiones. Sí es rol del Estado el fomento de actividades productivas a través de acertadas políticas crediticias que financien emprendimientos y no rubros. Debemos pensar en función de cadenas productivas en las que interactúan una decena de actores desde el campo al plato del consumidor”, sugiere.
Aprovechar el grado de inversión
Hugo Jiménez también celebra el reciente estatus de grado de inversión, el que a su criterio debe ser aprovechado. Afirma que “abre las posibilidades para la venida de capitales frescos y diversificados”, aunque reitera la necesidad de que se gestionen nuevas políticas públicas crediticias enfocadas principalmente en el sector de pequeños y medianos productores. Hizo hincapié en la necesidad de una mayor cooperación y no ayuda ni asistencia estatal, porque a su criterio “el productor necesita oportunidad y no regalos”, apuntando a una mayor asistencia, formalización y eficiencia, mediante la tecnología, innovación y adopción de buenas prácticas productivas. uh