Foto: Eugenia Villalba
En un informe exclusivo para el grupo de medios de Valor Agro, el asesor meteorológico internacional, José María Rodríguez (*), analizó las condiciones del fenómeno de El Niño y su impacto en Paraguay en los meses de primavera y verano, épocas claves para la producción ganadera y agrícola.
En este material, José María Rodríguez indicó que a partir del mes de julio “se empezó a experimentar un calentamiento de 1°c a 1,2°c por encima de la climatología del Pacífico Central Ecuatorial”, lo que determina una “transformación de un Niño débil a moderado, en un momento que el fenómeno se continúa gestando”.
El experto aseguró que el fenómeno de El Niño 2023/24 podría ser uno de los más intensos de los últimos 50 años, y lo comparó con fenómenos similares que sucedieron en 1997/98 y 2015/16, que fueron los más agresivos en cuanto a lluvias.
Explicó que para definir los parámetros de este Niño versus los ya mencionados, se estudian comportamientos climáticos previos al desarrollo del fenómeno y “todo índica que estamos frente a un episodio similar a los años 97 y 98”.
Y agregó: “Generalmente viene asociado a un aumento del caudal de lluvias en toda la cuenca del río de la plata, incluido el Paraguay, el río Pilcomayo y el Yguazú”.
En ese sentido, recordó que en el año agrícola del 1997/98, como en el 2015/16, fueron de crecientes importantes en el país. “Estimo que para la ganadería este Niño será favorable, pero el exceso de agua y por los momentos del año en dónde van a comenzar las lluvias, para la agricultura puede ser más amenazante”, sumó.
Periodo de lluvias. El especialista internacional comentó que la media normal de lluvias en el centro y sur de Paraguay en los meses de primavera y verano es de 100 a 150 milímetros por mes, mientras que al norte, en la fase húmeda, los niveles de agua pueden alcanzar promedios de 150 a 200 milímetros mensuales.
“A esos valores se denomina climatología, pero cuando llueve por encima de esas marcas, se habla de una anomalía positiva, y es lo que va a suceder en los próximos meses”, resaltó el analista en un informe exclusivo para los medios de Valor Agro.
Luego de tres años de presencia de La Niña en el país y un reciente período de neutralidad, Rodríguez anunció que el pico máximo de El Niño sucede en los meses de primavera y verano, alrededor del mes de diciembre.
Para el Chaco, José María Rodríguez comentó que “en la primavera empezará una circulación monzónica donde los vientos húmedos de la Amazonia estarán ingresando a Bolivia y Paraguay cargados de vapor de agua que van a generar lluvias en el territorio”.
En ese sentido, explicó que “hasta octubre o septiembre el Chaco no sentirá un importante crecimiento de las lluvias debido a un retraso en el fenómeno del Monzón, pero sí se esperarían buenos niveles de agua a partir de noviembre y diciembre, como habitualmente sucede aunque con valores superiores a la media”.
Sin embargo, para el sur y centro de la región Oriental, el especialista alertó que desde la línea de San Pedro y Canindeyú hacia los departamentos del sur, las precipitaciones van a ir aumentando a partir de septiembre y octubre. “Probablemente las lluvias comiencen a tener mayor frecuencia y volumen”, destacó.
Fenómeno. Las lluvias en el país podrían suceder de “manera excesiva en algunas zonas” y advirtió por la caída de granizo destructivo.
Rodríguez dijo que este tipo de fenómenos suelen ser normales porque habrá mucho vapor de agua en la atmósfera y en la medida que la temperatura aumenta por la cercanía del sol, la energía del ambiente genera grandes núcleos de tormentas con lluvias, granizos y ráfagas de vientos de efecto localizado”.
Finalmente, el especialista internacional comentó que se espera para después de enero y febrero una declinación en la intensidad de El Niño, pero es probable que la señal del fenómeno se mantenga por un tiempo más hasta el comienzo del invierno, con la posibilidad de registrar un desfasaje de lluvias por encima de la media entre marzo y abril.
