Los incendios en la Tierra Indígena Kayapó han devastado 67.000 hectáreas, inaugurando una alarmante era de megaincendios en Brasil. El presidente Lula da Silva anunció una inversión de 514 millones de reales para abordar la crisis, reconociendo la falta de preparación del país ante estos desastres ambientales.
En la Tierra Indígena Kayapó, situada en la región amazónica de Xingu, se han devastado 67.000 hectáreas debido a incendios forestales.
La científica Erika Berenguer, de la Universidad de Oxford, comentó en una entrevista con Folha de S. Paulo que “estamos entrando no solo en la era de los incendios, sino en la era de los megaincendios”, describiendo la situación como “bastante catastrófica”.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, convocó esta semana a representantes de los tres poderes del Estado para abordar la crisis. En esta reunión, anunció que el Gobierno destinará 514 millones de reales, equivalentes a aproximadamente 93,7 millones de dólares, para combatir el problema y atender a las comunidades afectadas.
Lula también reconoció que Brasil “no estaba 100 % preparado” para enfrentar los incendios. En sus declaraciones, destacó que son pocos los estados que cuentan con los recursos y la infraestructura necesaria, como defensas civiles y brigadistas. “Casi ninguno tiene”, subrayó, reflejando la falta de preparación ante desastres ambientales.
La situación actual ha generado un llamado urgente a la acción, no solo por parte del Gobierno, sino también por la sociedad civil y organizaciones ambientales. La magnitud de los incendios subraya la necesidad de adoptar medidas más efectivas para prevenir futuros desastres y proteger el medio ambiente.
Lula enfatizó la relación entre los seres humanos y la naturaleza, señalando que “ella [la naturaleza] decidió darnos una lección”. Añadió que la naturaleza está enviando un mensaje claro: “Mira, o me cuidas bien o no puedo soportar tanta irresponsabilidad, tantas cosas malas que estamos haciendo los humanos”.
Este evento subraya la importancia de una respuesta coordinada y sostenible ante el cambio climático y la deforestación. A medida que Brasil enfrenta estos desafíos, la preservación de sus recursos naturales y el bienestar de sus comunidades indígenas deben ser una prioridad.
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