- Robert Byrne & J. J. Coughlan
- Título del autor,The Conversation*
- BBC
La mayoría de la gente sabe que los factores de riesgo de las enfermedades cardíacas son la presión arterial alta, el tabaquismo, el colesterol alto y el sobrepeso.
Sin embargo, muchas personas que sufren un ataque al corazón no tienen ninguno de estos factores de riesgo tradicionales.
Investigaciones revelan que condiciones como la gota, la psoriasis, la enfermedad inflamatoria intestinal y la artritis reumatoide también son factores de riesgo de enfermedad cardíaca. Lo que tienen en común es la inflamación crónica.
De hecho, algunos investigadores (Göran K. Hansson, “Inflamación y aterosclerosis”, publicado e la revista de la Asociación Estadounidense del Corazón) han comenzado a reformular la enfermedad cardiovascular como una enfermedad inflamatoria crónica de las arterias.
Los científicos a veces se refieren a esto como la hipótesis inflamatoria de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD, por sus siglas en inglés).
Proceso inflamatorio
La aterosclerosis se produce cuando se desarrollan placas de grasa en las paredes de nuestras arterias, volviéndolas rígidas. Cuando esto sucede en las arterias que suministran sangre oxigenada al corazón, se denomina enfermedad de las arterias coronarias.
La ASCVD puede causar ataques cardíacos, en los que no se suministra suficiente sangre al corazón, y accidentes cerebrovasculares isquémicos, en los que no llega suficiente sangre al cerebro. Para entender por qué la ASCVD es una condición inflamatoria, debemos considerar cómo comienza este proceso.
Se cree que la primera etapa del desarrollo de la aterosclerosis es algún tipo de lesión en el endotelio, la única capa de células que recubre las arterias. Esto puede ser causado por altos niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), a veces denominado “colesterol malo”.
Las toxinas de los cigarrillos también pueden irritar el revestimiento de las arterias y causar esta lesión inicial. Cuando las células endoteliales se lesionan, liberan mensajes químicos que atraen glóbulos blancos, un componente importante del sistema inmunológico, al sitio.
Estos glóbulos blancos ingresan a la pared de la arteria y causan inflamación en la arteria. Los glóbulos blancos también consumen el colesterol en las paredes de la arteria, lo que lleva a la formación de “estrías de grasa”, uno de los primeros signos visibles de la aterosclerosis.
Las estrías de grasa comienzan a formarse a una edad temprana. Para cuando tenemos veinte años, la mayoría de nosotros tendremos alguna evidencia de estrías de grasa en nuestras arterias.
Este proceso de daño de las células endoteliales, infiltración de glóbulos blancos e inflamación crónica puede continuar en silencio a lo largo de los años, lo que eventualmente conduce a la acumulación de placa en las arterias.
Esto también puede explicar por qué las personas que padecen afecciones inflamatorias crónicas tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
La inflamación a largo plazo de las arterias que irrigan el corazón y el cerebro puede eventualmente provocar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Inflamación silenciosa
Un ataque al corazón se produce cuando una placa en la arteria que irriga el corazón se vuelve inestable. Esto puede conducir a la ruptura (estallido) de la placa, lo que lleva a la formación de un coágulo en la arteria y la interrupción del suministro de sangre al músculo del corazón.
Las personas que experimentan un ataque al corazón tienen a menudo mayores niveles de inflamación e inestabilidad de la placa en los días y semanas previos al evento. El eventual “ataque cardíaco” y el daño resultante al músculo cardíaco pueden verse como este proceso inflamatorio inestable que alcanza su cenit.
Debido a que este proceso inflamatorio crónico ocurre sin dar síntomas, muchos pacientes sin los factores de riesgo tradicionales de enfermedad cardíaca no se darán cuenta de que tienen un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.
Cómo medir la inflamación
Afortunadamente, hay una manera de medir la inflamación en el cuerpo. Una forma de hacerlo es con un análisis de sangre llamado prueba de proteína C-reactiva de alta sensibilidad (hs-CRP, por sus siglas en inglés).
Las personas con niveles elevados de hs-CRP tienen un mayor riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Los niveles elevados de colesterol LDL también son un factor de riesgo para la ASCVD.
Varios estudios (“Comparación de los niveles de proteína C-reactiva y colesterol de lipoproteínas de baja densidad en la predicción de primeros eventos cardiovasculares”, por varios autores, publicado en el New England Journal of Medicine) han reportado que las personas que tienen niveles altos de colesterol LDL y hs-CRP parecen tener el mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Ensayo innovador
Un gran ensayo clínico llamado Cantos puso a prueba la hipótesis inflamatoria de la enfermedad cardiovascular al tratar a pacientes que habían tenido un ataque al corazón y tenían altos niveles de hs-CRP con un fármaco antiinflamatorio llamado canakinumab.
El uso de este medicamento antiinflamatorio redujo los niveles de hs-CRP y dio como resultado una reducción pequeña pero estadísticamente significativa en la cantidad de ataques cardíacos experimentados por estos pacientes.
Lamentablemente, también pareció haber un mayor riesgo de infecciones en el grupo que recibió el fármaco.
Este riesgo, junto con el alto costo del medicamento, significa que no es probable que comencemos a usar canakinumab para tratar la ASCVD en el corto plazo.
Sin embargo, el estudio se consideró innovador porque respaldó la hipótesis de que la inflamación juega un papel importante en la ASCVD, y que abordar la inflamación puede ser útil para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares repetidos.
Cambiar la forma en que pensamos sobre los factores de riesgo de ASCVD puede permitirnos identificar mejor a los pacientes que corren el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Además, esto puede permitirnos centrarnos en el tratamiento de la inflamación para reducir el riesgo cardiovascular. Varios estudios ya están analizando el uso de medicamentos antiinflamatorios más baratos, como la colchicina y el metotrexato, para reducir la inflamación y prevenir la progresión de la enfermedad cardiovascular.
Cambios en el estilo de vida para reducir la inflamación
Por suerte, es posible reducir la inflamación en nuestro cuerpo sin recurrir a medicamentos. Podemos pensar en todo lo que hacemos en nuestra vida como proinflamatorio o antiinflamatorio.
Fumar es proinflamatorio ya que las toxinas de los cigarrillos irritan el cuerpo. Los altos niveles de colesterol en la sangre y una dieta rica en alimentos ultraprocesados también pueden provocar una inflamación crónica en nuestras arterias.
Por el contrario, se cree que una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y pescado graso es antiinflamatoria.
El ejercicio también reduce los niveles de inflamación en el cuerpo. La obesidad, en particular el exceso de peso alrededor de la cintura, parece causar inflamación crónica. Perder peso alrededor de la sección media ayudará a reducir esta inflamación.
El estrés también puede inducir una respuesta inflamatoria crónica de bajo grado en el cuerpo, y es importante tratar de controlar nuestros niveles de estrés. También es importante mantener la presión arterial, el colesterol y el índice de masa corporal saludables, los marcadores tradicionales del riesgo de enfermedad cardíaca.
Al elegir opciones antiinflamatorias y llevar un estilo de vida saludable, todos podemos reducir nuestras posibilidades de desarrollar enfermedades cardíacas y mejorar nuestra calidad de vida.
*Robert Byrne es director de Investigación Cardiovascular, Universidad RCSI de Medicina y Ciencias de la Salud, Irlanda. J. J. Coughlan es investigador de Cardiología Intervencionista, Universidad RCSI de Medicina y Ciencias de la Salud, Irlanda.
*Este artículo se publicó en The Conversation y fue reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original (en inglés).