VENEZUELA. Luis Alfredo González Hernández era cuidador de una estancia donde fue detenido por la muerte de su patrón, a quien quemó y comió parte de los restos. Además, se descubrió que había utilizado la sangre y las cenizas del difunto que estuvo desaparecido durante días, para pintar cuadros.
Luis González –un moreno desaliñado y con ojos desorbitados– admitió en los interrogatorios policiales el crimen.
He’i que descuartizó y comió gran parte del dueño de la estancia, quien según el asesino lo había “contratado” para ejecutar un extraño “servicio funerario” que consistía en “darle muerte, comer parte del mismo y con su sangre y cenizas hacer pinturas en lienzo”.
En la estancia se encontraron restos óseos, documentos pertenecientes a personas ajenas a la propiedad y otras pinturas. La poli está investigando si estos papeles coinciden con la identidad de ciudadanos reportados como desaparecidos en Venezuela.
Uno de los cuadros que pintó con las cenizas y la sangre de la gente que mató.
La policía científica también practicará exámenes de antropología forense a las “obras de arte” halladas en el sitio. No se descarta que se trate de un asesino en serie y que utilizaba la sangre para hacer sus pinturas.
Flores y frutas
Las pinturas no tenían imágenes “oscuras”, sino que tenían plasmadas flores, frutas, el rostro de una mujer, paisajes y una pintura que asemejaba un vitral donde se ve a lo que parece una mujer llevando una capa color azul.
Otro más
En el estado de Táchira en 1999 ya apareció un caníbal, Dorancel Vargas Gómez, un mendigo que asesinó y comió los restos de al menos 10 hombres.
CRONICA