La capital del Alto Paraná vive uno de sus peores momentos en décadas, coinciden en afirmar comerciantes y empresarios, a consecuencia de su dependencia total de los compradores brasileños. La imagen de esta situación se dibuja en carteles con ofertas de todo tipo de productos con descuentos que van del 20 al 50 por ciento. Muchos, incluso, aclaran que es por cierre de local o hasta agotar stock.
El objetivo se sobrevivir a como dé lugar a la espera de que Brasil mejore su desempeño económico; mientras eso no ocurra, poco o nada de cambio se vaticina en Ciudad del Este. Registros de la Comuna local hablan del cierre de unos mil salones.
Mientras, la oficina regional del Ministerio del Trabajo recibió, en lo que va del año, un total de 2.082 denuncias por despido injustificado. Pero la cifra real llegaría a unos 10.000 desempleados y a 15.000 en los últimos dos años. Hay que considerar que muchos empleados llegaron a un acuerdo con sus empleadores.
Cada vez se vuelve más caro para el brasileño comprar en las tiendas de Ciudad del Este. Hace un año, 1 dólar costaba en promedio 1 real con 30 centavos, hoy cuesta el doble. Es decir, el eventual comprador brasileño debe invertir hoy el doble para comprar lo mismo. Es decir, le resta competitividad.
Sergio Núñez, dueño de una pequeña tienda de celulares, dice que el bajo movimiento se viene arrastrando desde hace unos 4 meses. “No despedimos a ningún funcionario, pero antes abríamos las puertas hasta los días domingo y hoy ya eso ya no es sostenible, porque la poca venta simplemente no justifica”, explica.
En tanto Silvia Vera, vendedora de una tienda de la avenida San Blas, señala que pasa el mayor tiempo a la espera de los compradores. “En día de mucho movimiento llegábamos a vender hasta 2.500 reales, hoy si vendemos por 200 reales ya es mucho”, aseguró.
El mototaxista Pedro Santander afirma que nunca vivió una crisis como la actual. “Antes hacíamos hasta 20 viajes y hoy hacemos uno o dos”, agrega.
LA SITUACIÓN. “Hay un conjunto de empresas y es posible que hayan cerrado más de mil negocios, entre pequeños, medianos y hasta grandes. Yo creo que en los últimos dos años se sumó unos 15.000 desempleados. El Ministerio del Trabajo habla de una cifra mucho menor, pero el que va a esta oficina es el que no puede ponerse de acuerdo con el patrón, que decide suspenderlo porque no tiene volumen de negocio. Yo creo que más allá de esto, lo importante es que se hable de la reconversión de la ciudad y eso no se hace de un día para el otro”, analiza Juan Armando Santamaría, presidente del Grupo de Trabajo Empresarial (Fedecámaras).
Señaló que lamentablemente el comercio sigue desangrándose, a pesar de que de tanto vienen grupos de compradores, pero con el poder adquisitivo muy limitado. “Entran en la tienda 20 y compran 4. El poder de consumo del comprador brasileño ha sido disminuido en función de la devaluación del real y esto va a continuar porque al ser Estados Unidos el mayor productor de petróleo en este momento, hace que la posición del dólar se revitalice frente a las otras monedas. Yo no veo ninguna esperanza de momento de que cambie esto, al menos en una fecha cercana por el momento”, sostuvo.
Dijo que en esta coyuntura muchos empresarios que salieron de Estados Unidos a buscar comprar acciones de empresa en Brasil, la van dejar caer y van a volver a la seguridad financiera del sistema norteamericano.
INVENTARIO. La situación es igual o peor en las demás ciudades de frontera como Pedro Juan Caballero y Salto del Guairá. El comercio en general en estas ciudades depende de la actividad de las fronteras que ahora está en baja.
El sector empresarial sostiene que los grandes importadores mantienen una cadena de redistribución, que se quiebra cuando no hay flujo, lo que se traduce en un exceso de inventario, lo cual a la larga perjudica al importador y al revendedor. Las mercaderías corren el riesgo de que el avance tecnológico las haga obsoletas y baje su valor inicial, convirtiéndose esta acumulación en una pérdida.UH
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