Muchos futbolistas han vuelto a las canchas tras sufrir fracturas. Otros lo han hecho después de graves accidentes o cirugías. Pero el paraguayo Salvador Cabañas está llegando a Brasil para jugar con una bala en su cabeza.
Los fuegos artificiales comienzan a estallar en la ruta de acceso a Tanabi, un pueblo en una zona semi rural al norte del estado de São Paulo. Avisan que llegó el refuerzo estrella del Tanabi Esporte Clube, de la serie B del Campeonato Paulista.
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Cabañas, de 33 años, baja de la camioneta que lo trajo desde un aeropuerto cercano en la tarde del martes y de inmediato es rodeado por un torbellino de cámaras de canales brasileños de TV.
Viste jeans y la camiseta de su nuevo club, con una llamativa cantidad de avisos estampados: un supermercado, una distribuidora de alimentos, una marca de bebidas, una firma de créditos…
Lo llevan a recorrer el pueblo de unos 23 mil habitantes sobre la caja de un camión, con altavoces que anuncian su presencia a todo volumen. Hay vecinos que salen a verlo pasar, curiosos. Algunos lo saludan. Otros parecen ignorarlo.
Cabañas observa sin decir una palabra. Los fotógrafos insisten en pedirle que salude con sus manos, pero él apenas lo hace tímidamente. Y retoma la contemplación. En silencio.
Sin embargo, cuando entra al gimnasio para ser presentado oficialmente, promete “cosas grandes” para el Tanabi. Habla de hacer goles y buscar títulos, pese a que se lo ve con unos quilos de más.
Parece increíble que sea el mismo Cabañas que hace cuatro años se debatía entre la vida y la muerte por aquel tiro en el cráneo que recibió en el baño de un bar de México, que cortó su brillante carrera en el Club América de ese país y en la selección de Paraguay.
Más tarde, durante una entrevista con BBC Mundo en la intimidad de su hotel, explica que sus promesas de éxito en Tanabi son para ponerse un desafío a sí mismo.
“A mí me gusta la presión”, comenta. “Eso me hace jugar mejor”.
Sostiene que está vivo gracias a este deporte, que le dio el estado físico necesario para sobrevivir al balazo. “Lo que me ha salvado es el fútbol”, subraya.
Y dice que por eso decidió volver a las canchas.
México, enero 2010
“A mí me gusta la presión. Eso me hace jugar mejor”
Salvador Cabañas
Cabañas dice recordar “todo” lo que pasó aquella madrugada en un bar al sur de la capital mexicana, cuando era jugador del Club América.
Relata que estaba en el bar con su pareja de entonces y un amigo. Cuando fue al baño, un hombre lo encaró.
– ¿Tú eres Cabañas?
– Sí, un gusto. ¿En qué le puedo servir?
– No, no me vas a servir para nada. Nos estás robando a nosotros los mexicanos.
– Yo no estoy robando. Vengo a trabajar nomás. A ganar mi dinero porque necesito.
– No, este es el último día que vas a vivir.
En ese momento el desconocido desenfundó un arma y le apuntó a la frente.
– Pide tu último deseo, porque ya te vas a morir.
– Yo no voy a morir. Aparte estás temblando. ¿Por qué estás temblando?
– No estoy temblando. Te parece nomás porque estás a punto de morir y estás imaginando muchas cosas.
Cabañas cuenta que en ese momento desafió al hombre preguntándole qué esperaba, haciéndole notar que llevaba casi 10 minutos apuntándole.
“Y después de un rato, disparó”, dice. “Jaló el gatillo”.
El “Chava” tenía entonces 29 años.
Tanabi, abril 2014
Santiago Cabañas firma una pelota
Cabañas asegura que está en plena forma.
Las preguntas de los periodistas en la presentación de Cabañas en Tanabi apuntan a saber cuál es su estado físico actual.
Cabañas responde, con la misma seguridad que solía mostrar al definir en el área, que está en plena forma. Que lo demostrará en la cancha del Tanabi.
Las dudas surgen porque el atentado afectó por un tiempo parte de sus movimientos y su capacidad cognitiva.
Tras una larga rehabilitación, volvió a jugar irregularmente en dos clubes de divisiones inferiores de Paraguay. Uno de ellos es el 12 de Octubre, que lo hizo debutar en primera con menos de 20 años pero ahora evitó inscribirlo para el campeonato local.
Los salarios de todo el plantel del Tanabi menos Cabañas suman unos US$13.000. Debido a una cláusula de confidencialidad, se desconoce cuánto cobrará el paraguayo por el contrato para jugar tres partidos con el club. Pero aquí aseguran que será más que todos sus compañeros juntos, en su mayoría menores de 23 años por exigencia reglamentaria.
Cabañas pidió en marzo a la justicia paraguaya que investigue el vaciamiento de su cuenta bancaria por desconocidos. Sin acusar a nadie en particular, denunció que desaparecieron al menos US$1,6 millones tras el balazo, presuntamente una indemnización que le pagó el América para rescindir su contrato.
También pidió investigar qué ocurrió con joyas que le pertenecían e inmuebles que tenía en Acapulco y Cancún.
Sobre esto han surgido acusaciones cruzadas entre su exagente y la madre de los dos hijos de Cabañas, que a su vez demandó parte de sus bienes. Tras la separación de ambos, él indicó que le hubiera gustado recibir más apoyo de ella. Y se fue a vivir con sus padres.
El presidente del Tanabi, Irineu Alves, señala que ofreció a Cabañas jugar en su club después de verlo en un reportaje de TV ayudando en la panadería de su familia cerca de Asunción, pidiendo otra oportunidad en fútbol.
Pero el futbolista niega que haya venido al Tanabi por dinero. Sin dar detalles, dice que el problema de sus cuentas bancarias está solucionándose.
“Y se está arreglando muy bien”, dice. “Estoy recuperando todo mi dinero”.
En la emisora RCT de Tanabi, Alessandro “Japa”, gerente futbolístico del club, asegura que Cabañas “va a convivir con los jugadores, aún siendo un astro internacional”.
Cícero Brandao, relator de los partidos del club, sostiene al aire que “Cabañas no está en condiciones de jugar un campeonato como éste, con jugadores de veintipocos años”. Y sugiere que su contratación es apenas un golpe de propaganda.
“Japa” le responde que, gracias a la llegada del paraguayo, el Tanabi cerró contrato con tres futbolistas que aceptaron cobrar menos que en otros clubes, para darse el gusto de jugar con el legendario Salvador Cabañas.
Cabañas con Irineu Alves
Irineu Alves, presidente del club Tanabi, fue a buscar a Cabañas a Paraguay.
Bogotá, octubre 2008
En el estadio Nemesio Camacho “El Campín” juegan Colombia y Paraguay por las eliminatorias sudamericanas hacia el Mundial de Sudáfrica 2010.
Cabañas recibe una pelota sobre el lateral derecho. Todos esperan que levante un centro al área. Pero el número 10 de la Albirroja saca un sorpresivo remate de tres dedos al arco. La pelota toma un efecto extraño y se mete contra el primer palo del arquero Agustín Julio, que termina caído dentro de su propia valla.
“Chava” corre a festejar a su manera, bailando con el banderín del córner. Ese gol le daría la victoria a Paraguay.
Apenas unos meses antes, en diciembre de 2007, había sido elegido el mejor jugador de América en la encuesta anual del diario uruguayo “El País”. También fue máximo artillero de la Copa Libertadores 2007 y 2008, sumando un récord 18 goles en ambas.
De la mano de Cabañas, Paraguay clasificó cómodo a Sudáfrica. Pero el balazo en la cabeza impidió al goleador llegar a la cita mundialista. La Albirroja fue eliminada 0-1 en octavos de final ante España, a la postre campeón.
Muchos paraguayos sostienen hasta hoy que la historia podría haber sido otra con “Chava” en ese Mundial. Si no fuera por aquella bala en la cabeza.
De vuelta a Tanabi, abril 2014
Paraguay está afuera de la Copa del Mundo de junio en Brasil, tras quedar último en la tabla de clasificación sudamericana con apenas tres partidos ganados en 16 disputados
“Quiero mostrarle a mi país lo que es Salvador Cabañas, que sigo adelante y que no hay un número 10 como yo en la selección paraguaya”
Salvador Cabañas
Cabañas sostiene que a su selección le faltó liderazgo y asegura que su meta es volver a jugar en ella.
“Quiero mostrarle a mi país lo que es Salvador Cabañas”, afirma. “Que sigo adelante y que no hay un número 10 como yo en la selección paraguaya”.
Dice que ni piensa en retirarse hasta cumplir ese sueño, y “falta mucho todavía” para que cuelgue los botines.
Al finalizar su primera práctica en el estadio de Tanabi, Cabañas realiza ejercicios de elongación en medio de un clima de alegría. Pero él está serio, concentrado. Después sus compañeros le piden tomarse fotos con él, uno a uno. Accede y les asegura que en poco tiempo él pedirá sacarse fotos con ellos.
– ¿Que diferencia hay entre el Cabañas de 2010 y el de 2014?
– Lo futbolístico es que llevo muchos años en esto y me lesiono muy rápido. Más todavía en la parte izquierda, que es lo que me afectó el atentado.
Cabañas niega guardar animosidad alguna contra su agresor, identificado como José Jorge Balderas. El “JJ” fue detenido en 2011 para ser juzgado por el tiro al futbolista y otros crímenes que incluyen vínculos con el narcotráfico.
“Yo lo perdono”, asegura.
También dice que después del tiro estuvo en el cielo y dialogó con Dios y varios familiares muertos.
En el hombro derecho tiene tatuado el rostro de Cristo. Y anuncia que si convierte un gol para Tanabi besará esa imagen o volverá a bailar con el banderín del córner. Igual que hacía en los viejos días de gloria.
– ¿Y cómo es vivir con una bala en la cabeza?
– La verdad te digo: no pienso en eso. Porque la bala está ahí. Ya se encapsuló y es difícil de quitarla. Es mejor tenerla ahí nada más. Pero sin peligro.
Gerardo Lissardy
BBC Mundo, Brasil