El distrito de San Carlos del Apa, situado en el punto más remoto del Departamento de Concepción, es la localidad menos poblada de todo el país, según los resultados del Censo 2022. En esta nota te contamos cómo se vive en la ciudad y su historia.
El Censo Nacional 2022, realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), con la actualización de los indicadores demográficos, ubicó a San Carlos del Apa, Departamento de Concepción, como la localidad menos poblada de todo el Paraguay.
En el distrito son solo 856 habitantes y es inevitable preguntarse: ¿Cómo es vivir en la ciudad menos poblada de todo un país?, ¿tienen escuelas?, ¿servicios básicos?, ¿cómo se movilizan los sancarleños?
Braulio Lezcano es un docente jubilado y residente de San Carlos del Apa que ayudó a describir cómo es la vida en el pueblo que se negó a morir y que hace apenas 12 años fue elevado a la categoría de distrito.
“Es una comunidad bastante pequeña y antes de que fuera distrito, su población llegó a disminuir bastante y desde allí el lema: San Carlos del Apa, el pueblo que se negó a morir”, comenzó explicando a Última Hora.
Antes de la distritación, no contaban con energía eléctrica ni agua potable y casi 100 familias migraron a una ciudad brasileña, distante a unos 50 kilómetros del río Apa. Todas ellas nunca más retornaron.
San Carlos del Apa está situada en el último confín de la patria y siempre estuvo apretado por las tierras hoy llamadas Antebi Cué, que fueron expropiadas y casi 100 de sus hectáreas se destinaron al Parque Nacional Paso Bravo.
Este es el principal factor que impedía a la población seguir extendiéndose al sur, ya que al norte está el río. Mientras que el casco urbano de la población es bastante pequeño, rodeado por estancias y granjas.
“La población queda apretada entre el parque y el río Apa. El casco urbano está totalmente lleno y ocupado”, precisó el docente jubilado y actual secretario general de la Comuna de San Carlos del Apa.
El distrito está ubicado a unos 700 kilómetros de Asunción y de la ciudad de Concepción a 178 kilómetros.
Los sancarleños se dedican netamente a la ganadería, ya que la agricultura no prospera en la zona por la tierra arenosa y la falta de lluvias. Además, tiene grandes atractivos y puntos turísticos, pero uno de los inconvenientes que tienen los lugareños es la falta de caminos de todo tiempo.
Hábitat del papagayo rojo y azul
La zona es un hábitat natural del papagayo azul y rojo. También, cada tanto se deja ver el guacamayo amarillo que emigra del Brasil.
Sin un sacerdote hace tres meses
Lezcano también comentó que tienen una escuela, un colegio, una comisaría, un puesto de salud, un local del Correo Paraguayo y otros servicios más.
Sin embargo, la iglesia local no tiene un sacerdote y para la realización de una misa debe recurrir a sacerdotes de Vallemí o de Sargento José Félix López (ex Puentesiño).
“Ya van tres meses que no tenemos misa”, expresó.
El pueblo es pequeño y no tienen un trasporte público que llegue hasta allí regularmente.
La gente se moviliza en auto o moto, y el que no dispone de movilidad propia viaja de “carona”, que traducido del portugués significa “viaje gratuito”, pero en algunos casos se comparten los gastos del combustible.
Alumnos y docentes totalmente sancarleños
Todos los alumnos y alumnas que acuden a la escuela y colegio son netamente sancarleños y cursan hasta el tercer año de la media, para luego ir a universidades de las ciudades de Concepción, Pedro Juan Caballero (Amambay), Ciudad del Este (Alto Paraná) o Asunción.
La mayoría de los estudiantes acude a la escuela caminando, ya que viven en las inmediaciones y el casco urbano es pequeño. Los docentes también son todos de la zona.
El puesto de salud de San Carlos dispone de dos médicos, un paramédico, una obstetra, dos enfermeras, una radióloga y el servicio de ambulancia. Algunas de las mujeres embarazadas tienen sus bebés en el distrito.
Los embarazos de alto riesgo van a Vallemí o Concepción, y otros van a Caracol, una ciudad de Brasil ubicada a 50 kilómetros de San Carlos del Apa.
Del total de habitantes, según el censo, 452 son hombres y 404 son mujeres. Mientras que en todo el Departamento de Concepción existen cerca de 102 mujeres por cada 100 hombres.
¿Cómo es la seguridad en el pueblo donde todos se conocen?
Lezcano resaltó que la juventud de San Carlos es muy sana y que los hechos de inseguridad todavía no llegan hasta allí.
“Asaltos, robos acá no ocurren todavía”, refirió. A parte de eso, mencionó que en la localidad se conocen todos y la mayoría son parientes.
“En San Carlos del Apa casi la mayoría somos parientes y si no es tu pariente es tu compadre, ahijado o ahijada, nos conocemos totalmente. Por eso es difícil encontrar una novia, porque te dicen que puede ser tu prima”, comentó entre risas.
La calidad del aire es otra de las peculiaridades, ya que San Carlos es uno de los pocos lugares de Paraguay donde todavía se respira aire puro.
Esto fue certificado por funcionarios del Ministerio de Salud, el Ministerio del Ambiente y una organización internacional, que fueron a realizar las verificaciones correspondientes, señaló Lezcano.
San Carlos del Apa y su Fuerte
El historiador Teófilo Medina resaltó unas de las construcciones más emblemáticas que tiene este remoto pueblo: El Fuerte de San Carlos del Apa.
El histórico fuerte fue construido en la frontera con Brasil, para impedir el avance de los bandeirantes.
Toda su estructura apuntaba directamente a la zona de la frontera. Medina describió la estructura como un enorme cuadrilátero ,cuyos muros hasta hoy perduran.
“Los muros son tan anchos que servían para que los centinelas puedan caminar o para trasportar cañones para la defensa”, puntualizó.
El Fuerte está ubicado a unos 207 kilómetros de Concepción y su historia se remonta a 1773, cuando el gobernador Agustín de Pinedo decide poblar y fortificar las tierras del norte ocupadas por las tribus Mbya.
En 1794, el gobernador Don Joaquín de Alós y Brú ordenó fundar un fuerte a orillas el río.
En un momento, portugueses y mbyas tomaron el sitio y mataron a la mayoría de los soldados.
Esto provocó que en 1803 se decidiera su traslado a un paraje más ventajoso y su construcción con material más resistente, entre ellos la piedra. La obra de reubicación y construcción concluyó en 1806.
Toda esa estructura fue restaurada totalmente y ahora funciona como un hospedaje. UH