Para el investigador Georg Birbaumer, de origen austríaco, no hay avances en el sector agropecuario en el primer año de la gestión de Santiago Peña. Responsabiliza de esto principalmente al “prebendarismo”.
Adriana Caballero
En entrevista con Última Hora, Georg Birbaumer cuestiona la escasez de estrategias eficientes, la falta de coordinación entre instituciones y el “asistencialismo” del MAG con la mera entrega de tractores e insumos, además de la prevalencia del “prebendarismo” y la corrupción, que obstaculizan el desarrollo rural. También señala los problemas recientes en los sectores de la carne y la soja, así como los desafíos para las exportaciones ante políticas europeas, como el Reglamento 1115.
–Lamentablemente, no se percibe un avance significativo en el sector agropecuario durante la gestión de Peña, a pesar de los esfuerzos. El MAG carece de eficiencia y efectividad en el campo, especialmente en los niveles subnacionales (departamentos y municipios). En este nivel territorial, el Ministerio sigue operando de manera disociada de las instituciones que proveen servicios agropecuarios del Estado (Senave, Senacsa, IPTA, Infona, CAH), las cuales, a su vez, están desconectadas de las municipalidades y gobernaciones. Esta situación limita y resta proyección y sostenibilidad a los esfuerzos para dinamizar el desarrollo rural de manera coordinada y efectiva. Por otro lado, me parece importante la reciente intención del ministro de Agricultura de involucrar a la agricultura familiar en la provisión de alimentos para el programa Hambre Cero, así como en las compras públicas de productos agropecuarios y frutihortícolas para instituciones como penitenciarías, fuerzas policiales, militares y hospitales.
–¿Cuál considera que es el principal obstáculo para que las políticas implementadas por el actual Gobierno sean efectivas?
–El principal problema que afecta a la institucionalidad sectorial es la falta de coordinación y complementariedad, principalmente a nivel territorial, donde los componentes del Sistema MAG no disponen de una articulación suficiente como para llevar a cabo acciones en forma coherente. Sigue la misma disociación de siempre, aparte del prebendarismo practicado por este Gobierno y los dos gobiernos anteriores, y lastimosamente fomentado por la cooperación financiera y técnica internacional. No es que pienso demasiado negativo, pero yo no veo posibilidad de mayores mejoras, porque el problema no es tan técnico, nuestro problema es más ético y moral. En Paraguay, los municipios son los que no funcionan por un problema ético. Para el desarrollo rural, yo veo como principal problema el aspecto de la idoneidad moral e intelectual. Si el sistema ético no se recupera, hay muy poca posibilidad de que algo mejore en Paraguay. Los pequeños productores están migrando hacia las zonas urbanas, porque no hay educación ni hospitales. Me parece que el Gobierno no tiene estrategias para impulsar el desarrollo, lo que hace es dar subsidios, regalos, distribuye tractores e implementos a grupos de agricultores para la mecanización agrícola, pero eso no funciona y termina siendo un problema social. Es como antes regalar un caballo a 15 personas para resolver un problema agrícola, no funciona, se debe apuntar a integrar a más productores en cadenas de valor.
–El rubro de la carne está en crecimiento, pero también enfrenta incertidumbres. ¿Qué medidas cree que se deberían tomar para asegurar la estabilidad y el desarrollo del sector?
–Las exportaciones de carne bovina se incrementaron de USD 616 millones en 2008 a USD 1.590 millones en 2023, lo que representa una tasa promedio anual de 6,5% para este lapso. En 2022 se registró un valor de 1.816 millones de exportación. Entre los años 2018 a 2023, se calcula una tasa promedio anual de 10,2%. A pesar de este crecimiento, durante 2024, surgen en el sector cárnico problemas entre productores y frigoríficos e incertidumbres con relación a los mercados americanos y europeos, principalmente a raíz del proteccionismo económico de cada uno. En el mercado europeo aparece el Reglamento UE 1115/2023, que busca reducir la deforestación y la degradación forestal. A partir de 2025, las importaciones de carne y soja (a parte de otros rubros como café y cacao) requieren una declaración de diligencia debida, que es someterse a una serie de procedimientos y actividades no realizadas hasta la fecha en el país. La situación es así: Se acepta el reglamento o no se exporta carne o soja a Europa. Lo complicado de los procedimientos necesarios para lograr una diligencia debida están inicialmente en la burocracia pública local. Luego, la mayoría de los pasos para la certificación y exportación son similares a lo requerido para la certificación orgánica, son de costo menor e involucran solamente a los operadores y comerciantes de los países compradores y vendedores. Por otro lado, la cadena productiva ampliada de la carne, que incluye las industrias de carne y de procesamiento de cuero y calzado, es la que después de la industria molinera de trigo proporcionalmente paga mejores remuneraciones, por lo cual desde el punto de vista del empleo son muy importantes para la generación de ingresos a los trabajadores. En el sector cárnico el Gobierno solo debe contribuir en ayudar a la apertura de mercados nuevos y facilitar y agilizar los procedimientos de certificación. Las exigencias para la exportación de carne son, a mediano y largo plazo, beneficiosas para el Paraguay. Lo que seguramente podrá ser discutido en el marco de la diligencia debida es el sistema de manejo de ganado bajo la cobertura de un bosque natural (sistema silvopastoril), que protege el ganado del calor y contiene arbustos forrajeros, todavía no investigados, que aparte de servir para la alimentación del ganado, contienen taninos concentrados que mejoran los parámetros rumiantes de los animales bovinos por reducir la metanogénesis (que es parte del proceso de su digestión), y con esto contribuyen a una reducción de la emisión de metano. Un gas invernadero que constituye un 50% de los gases invernaderos en la ganadería europea. Una vez investigado, podrá ser utilizado como argumento poderoso en favor de la ganadería chaqueña y de la conservación de bosques de esta región.
–¿Cuál es su visión sobre la evolución del mercado de la soja en los próximos meses? ¿Qué impacto podría tener la caída en los precios del grano en la economía paraguaya?
–Desde la zafra de 1996/1997 a la de 2019/2020, la soja ha tenido un crecimiento de 5,8% promedio anual en términos de superficie y de 6,4% en materia de producción. El precio de la soja varía en función del stock mundial y la perspectiva de la producción mundial. El volumen total de producción de soja paraguaya se estima en alrededor de 10 millones de toneladas por año. Sin embargo, el sector sojero está experimentando un retroceso considerable debido a los efectos de una fuerte sequía durante el año 2021 y precipitaciones irregulares en la zona nordeste de la Región Oriental a partir del año 2022. El rendimiento promedio de 2021 fue considerado bajo; el cultivo alcanzó apenas un promedio de 1.327 kg/ha. La cantidad de los granos cosechados por hectáreas, en muchos casos, no ha compensado para los trabajadores el costo de la producción del cultivo. Las expectativas de volumen de producción de soja (10.000.000 toneladas) tampoco fueron cumplidos en el año 2022. Las zafras del año 2022/23 y 2023/24 se presentaron a nivel nacional para muchos productores complicados y para la región norte del Departamento de San Pedro, como Río Verde, Santa Rosa de Aguaray, Tacuatí, Lima, General Resquín, decepcionantes, donde vastas áreas sembradas (353.000 ha) no alcanzaron 1.000 kg/ha, lo que llevó a un endeudamiento progresivo a pequeños y grandes productores.
–¿Qué proyecciones tiene respecto al sector agropecuario local para los próximos años, considerando tanto los desafíos actuales como las oportunidades de expansión?
–Se observa que la inclinación de la tendencia al alza del producto interno bruto (PIB) es un poco mayor que la tendencia a la baja de la pobreza, lo que refuerza la necesidad de tener políticas que además de favorecer el crecimiento económico contribuyan a una mejor distribución del ingreso y frenar la migración rural por falta de empleo y tierra para cultivar. Con el incremento del crecimiento económico se ha reducido el índice de la pobreza total de 57,5% en 2002 a 22,7% en 2022. Sin embargo, vale resaltar que los niveles de pobreza del sector rural registran valores mayores, ya que alcanzaron en 2022 un nivel de pobreza total de 33,8% y de pobreza extrema de 5,7%. Las perspectivas económicas no se presentan favorables para el actual gobierno, a pesar del anuncio de un crecimiento del 3,8% este año. Las proyecciones del sector agrorural están amenazadas por un clima con mayor inestabilidad y esta incertidumbre puede impactar en el sector primario ampliado, que representa un 25% del PIB del Paraguay. Esta situación indudablemente afectará a toda la economía y debería poner en alerta máxima al equipo económico del gobierno de Santiago Peña. Mi preocupación principal también es el cambio climático y para esto tenemos que prepararnos mejor; ganadero y agricultor.
El principal problema es la idoneidad moral. Si el sistema ético no se recupera, hay muy poca posibilidad de que algo mejore.
Georg Birbaumer
Actualmente, reside en Paraguay, es propietario de una finca en San Pedro y director de una consultora. En los últimos años, lanzó dos libros que alertan o evalúan los desafíos para la agricultura familiar. UH