La bacteria de la que procede la salmonela es una de las principales causas de intoxicación en varias partes del planeta. Aquí te decimos cómo protegerte.
Cuando hay una posible contaminación microbiológica por salmonela, los ministerios de sanidad de los países suelen ordenar que se retiren de los mercados alimentos como huevos, carnes y leche como medida de precaución. A continuación te explicamos qué es la salmonela, cuáles son los síntomas, qué hacer si los presentas y cómo protegerte de esta enfermedad.
¿Qué es la salmonela?
La salmonela es un género de bacterias presente en la naturaleza en más de 2,000 variantes (o serotipos). Las principales cepas de importancia para el ser humano y los animales de granja en la actualidad son S. enteritidis y S. typhimurium, que son la causa de las infecciones (llamadas salmonelosis) que se producen en el tracto gastrointestinal.
Los principales reservorios de la infección son los animales y sus subproductos, es decir, la carne los huevos y la leche, consumidos crudos o sin pasteurizar. El agua no potable, quizás utilizada para la agricultura, también puede ser un vehículo de infección.
Los nuevos marcadares ayudarán a predecir enfermedades como el mieloma múltiple, la fibrosis pulmonar, la miocardiopatía dilatada y la enfermedad de la neurona motora.
¿Cuáles son los síntomas de la salmonela?
Como ya se ha mencionado, las salmonelas no tifoideas pueden ser responsables de la infección en humanos tras el consumo de alimentos con una elevada carga bacteriana. Los síntomas suelen ser los típicos de una gastroenteritis, esto quiere decir: vómitos, diarrea, dolor abdominal, náuseas y fiebre, que aparecen entre 6 y 72 horas después de la ingestión y duran entre cuatro y siete días. Sin embargo, también pueden aparecer formas clínicas más graves, que afecten, sobre todo, a personas frágiles como ancianos, niños, inmunodeprimidos y embarazadas.
¿Qué hacer en caso de síntomas de salmonela?
En la mayoría de los casos, la salmonelosis no requiere hospitalización y se resuelve espontáneamente. Los síntomas son la forma que tiene el cuerpo de deshacerse de los gérmenes, por lo que, a menos que el médico indique lo contrario, el consejo es no intentar combatirlos, sino apoyar al organismo manteniéndose hidratado y tomando probióticos y enzimas lácteas. “Aunque la salmonela es una infección bacteriana”, señalan expertos, “se desaconseja el uso de antibióticos porque podría alargar el tiempo de persistencia de la salmonela en las heces o inducir resistencias. La hospitalización y el uso de antibióticos sólo están indicados en casos graves (con síntomas extraintestinales), en lactantes menores de tres meses y en sujetos con enfermedades crónicas degenerativas”.
La OMS modificó su lista de virus y bacterias con mayor riesgo de generar una pandemia; la última vez que se realizó un ejercicio así fue en 2018.
¿Cómo se previene la salmonela?
Existen protocolos de seguridad para reducir al máximo la contaminación de los alimentos a lo largo de la cadena de producción y distribución. En cualquier caso, siempre es buena idea respetar las normas comunes de higiene, las precauciones sanitarias sencillas y las precauciones de comportamiento, incluso en casa. También porque los alimentos contaminados por salmonela no suelen mostrar cambios evidentes de aspecto, olor, sabor o consistencia.
La salmonela se elimina fácilmente cocinando bien los alimentos, por lo que debe darse preferencia al consumo de carne y huevos bien cocidos y leche pasteurizada. Las verduras y las frutas deben lavarse con agua corriente antes de consumirlas. Además, hay que tener cuidado al utilizar los utensilios en la cocina, ya que esto puede provocar la contaminación de un alimento a otro. Por ejemplo, si se utiliza un cuchillo para preparar carne antes de cocinarla, hay que evitar usar la misma herramienta para cortar otros alimentos o carne después de cocinarla: hay que cambiar el cuchillo y la tabla de cortar o higienizarlos adecuadamente. Tampoco hay que subestimar la correcta higiene de las manos, que deben lavarse antes, durante y después de la preparación de cada alimento. Por último, es importante guardar los alimentos en el refrigerador, separando los cocinados de los crudos.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia, adaptado por Amira Saim.