En Paraguay, los hogares experimentan un proceso de reducción de su tamaño, producto, principalmente, de la disminución del número de hijos. Se observa una baja sistemática; en 1950, en promedio el tamaño del hogar era de 5,4 personas; en la década del 90 era de 4,8 y en el 2022 es de 3,5 personas, señalan datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El promedio de hijos por mujer en el 1950 era de 6,5; en 1990 era de 4,3; y en el 2016, fue de 2,5. Este proceso de reducción en la fecundidad de las mujeres tiene un rápido efecto en la estructura poblacional, produciendo menor peso o porcentaje de la población menor, agrupada en bebés, niños y adolescentes, explica el INE.
El Censo poblacional del 2022 refiere que la cifra preliminar de habitantes en Paraguay es de 6.109.644 personas, de las cuales 3.078.994 son hombres y 3.030.650 son mujeres.
Los principales datos acerca de la estructura poblacional actual refieren que la población de 0 a 14 años de edad representa el 24,3%; la población de 15 a 64 años de edad representa el 66,9% y la población de 65 años y más de edad representa el 8,8%.
En las últimas décadas cobró mucha importancia el denominado “Bono Demográfico”, que se explica como una especie de saldo poblacional disponible, constituido por una población en edad potencial de trabajar y producir.
Este posible impacto que representa una oportunidad o ventaja en el crecimiento económico, se presenta como un fenómeno único e histórico en el devenir de la población, ya que puede propiciar un impulso para el ahorro o una acumulación acelerada del capital y de la reducción del gasto en personas dependientes.
En suma, el efecto combinado de este “bono” con el de políticas efectivas en otras áreas puede estimular el crecimiento económico. Muchos de los países en desarrollo como el nuestro, tienen de esta manera la oportunidad de convertir la transición demográfica en beneficio económico.
En la región se viene atravesando un proceso de importantes cambios poblacionales, y Paraguay no escapa a esa realidad.
Los cambios poblacionales implican que a medida que las personas nacen, mueren o se mudan, estos van afectando o modificando año a año el ritmo de crecimiento de la población, a la vez que va modificando la composición por edad y sexo (cantidad de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores).
Según el nivel de cambios que se fueron dando en todos los países se establecen o identifican ciertas etapas o estadios, denominados etapas de la transición demográfica.
La mayoría de los países de América Latina y el Caribe está atravesando por una transición demográfica plena y otros, los más envejecidos por una transición avanzada.
Paraguay se halla en la primera, en transición plena, experimentando importantes cambios, sobre todo en el nivel de la natalidad y la mortalidad, explica el INE en el marco del Día Mundial de la Población que se recuerda cada 11 de julio.