Además, consejos sobre cómo frenar las arrugas, el adelgazamiento de la piel y las manchas de la edad, y cómo mantener una piel radiante.
El envejecimiento deja huella en cada parte del cuerpo, desde las articulaciones y el sistema digestivo hasta el corazón y los vasos sanguíneos. Pero quizá en ningún sitio se note tanto el efecto del envejecimiento como en la piel; es como una portada que anuncia el paso del tiempo.
Según los expertos, las arrugas, la flacidez y la decoloración son cambios normales de la piel con la edad. El envejecimiento también hace que la piel sea más delicada y susceptible a la sequedad, la comezón y las erupciones
“Es importante reconocer que el envejecimiento es una parte natural del paso por la vida. Siempre les digo a mis pacientes que es mejor que la alternativa”, afirma la Dra. Zaineb Makhzoumi, cirujana dermatóloga certificada de University of Maryland Medical System.
Aunque la piel envejecida es una piel bonita, si prefieres un aspecto más juvenil, hay muchas formas de conseguir un cutis maduro radiante, dicen los dermatólogos, desde productos de venta sin receta hasta procedimientos en el consultorio.
“Podemos intentar ralentizar las cosas de forma mesurada”, afirma Makhzoumi. “Podemos ser tan sutiles —o tan poco sutiles— como la gente quiera”.
A continuación, Makhzoumi y otros expertos comparten cinco formas específicas en que la piel cambia con el tiempo, junto con consejos para ayudar a que tu piel luzca vibrante, sin importar tu edad:
1. Arrugas y flacidez
A medida que envejecemos, producimos menos colágeno, la proteína esencial que da firmeza y elasticidad a la piel. Según Makhzoumi, la producción de colágeno empieza a disminuir a partir de los 20 años y, a los 30, se pierde un 1% de colágeno al año.
“La razón por la que el colágeno es tan importante es porque sirve de ‘armazón’ que sostiene la piel”, afirma. “Sin él, la piel se hunde y se cae”.
Los estudios demuestran que la exposición al sol acelera la descomposición del colágeno y daña las fibras de la piel. Esto hace que la piel pierda su capacidad de retraerse tras el estiramiento, lo que provoca flacidez, arrugas y líneas de expresión.
Otros factores que contribuyen a la aparición de arrugas son el tabaquismo, la exposición a la contaminación, el estrés, la genética y años de movimientos musculares faciales repetidos.
Pero la exposición al sol es, por mucho, el factor que más contribuye, afirma Makhzoumi.
Qué puedes hacer: Usar protector solar con un FPS de al menos 30 todos los días “ayuda a mantener el colágeno”, dice Makhzoumi, lo que evitará más arrugas y daños.
Para las líneas y arrugas existentes, los dermatólogos afirman que las cremas que contienen retinol favorecen la producción de colágeno, mejoran la renovación celular y ayudan a borrar las líneas de expresión. El retinol está disponible tanto en cremas de venta libre como en fórmulas con receta (Retin-A, tretinoína).
Para una transformación más notable, los tratamientos cosméticos en consultorio, aunque no están cubiertos por Medicare o el seguro, pueden ayudar a suavizar las arrugas. Las opciones incluyen inyectables aprobados por la FDA como Botox, rellenos de ácido hialurónico como Restylane y Juvederm, y rejuvenecimiento con láser, dermoabrasión y micropunción.
Protector solar diario: tu defensa número 1 contra el envejecimiento de la piel
Afortunadamente, tu mejor apuesta para combatir los cambios cutáneos que se producen con el envejecimiento es sencilla: el uso diario y constante de un protector solar con un FPS de al menos 30.
Utilizar bloqueador solar protege la piel de los dañinos rayos UV, que son la principal causa de arrugas, líneas de expresión y manchas solares.
Nunca es demasiado tarde para empezar a utilizarlo. Un estudio, publicado en la revista Annals of Internal Medicine, descubrió que incluso cuando los participantes empezaban a aplicarse protección solar a diario entre los 40 y los 50 años, seguían reduciéndose los signos de envejecimiento cutáneo (en inglés) al cabo de cuatro años y medio, en comparación con la piel de quienes solo la utilizaban a veces.
2. Piel más delgada, opaca y frágil
A medida que envejecemos, la capa externa de nuestra piel se adelgaza, en gran parte debido a la pérdida de colágeno y grasa bajo la piel, dice la Dra. Melanie Palm, dermatóloga certificada y fundadora de Art of Skin MD en Solana Beach, California.
Es posible que notes “más transparencia en la piel y más fragilidad”, dice Palm. “Además, ese hermoso y jugoso resplandor que se ve en la piel se opaca”.
El envejecimiento y la exposición al sol contribuyen al adelgazamiento de la piel, afirma.
El número de células pigmentarias de la piel también disminuye, lo que hace que parezca más pálida y translúcida. Con el tiempo, puede adquirir una textura arrugada, parecida al papel, y puede que se dañe con más facilidad.
Al mismo tiempo, los vasos sanguíneos situados bajo la piel se vuelven más frágiles, lo que provoca la aparición de hematomas con facilidad.
“No es infrecuente que se produzcan hematomas con un traumatismo mínimo; no tiene por qué tratarse de una gran caída o lesión”, afirma el Dr. Richard Lucariello, dermatólogo certificado de Waccamaw Dermatology, en Carolina del Sur. “Golpear ligeramente el brazo contra una mesa puede inducirlos”.
Qué puedes hacer: Algunas investigaciones indican que la aplicación de una crema con retinol podría ayudar a revertir el adelgazamiento de la piel relacionado con la edad. Por ejemplo, en un estudio del 2018 publicado en Experimental Dermatology, investigadores brasileños descubrieron que el retinol tópico ayuda (en inglés) a “restaurar el grosor dérmico”.
Otro estudio descubrió que los retinoides, como el ácido retinoico y el retinol, aumentaban significativamente el grosor de la capa externa de la piel tras solo cuatro semanas de uso.
Dado que las cremas con retinol pueden resecar la piel, Lucariello recomienda utilizarlas solo en días alternos durante los primeros meses, hasta que la piel se adapte. Sugiere combinar la crema con un hidratante espeso de alta calidad, que tiene la ventaja añadida de proteger aún más la piel de desgarros y daños.
3. Manchas de envejecimiento y decoloración
Una exposición excesiva al sol puede producir pecas, irregularidades en la pigmentación y manchas oscuras planas, denominadas manchas de la edad, manchas solares o manchas hepáticas. Los lentigos (su nombre clínico) son más frecuentes en las zonas muy expuestas al sol, como la cara, las manos, los brazos, la espalda y los pies.
Aunque las personas jóvenes que pasan mucho tiempo al sol pueden desarrollar manchas de la edad, son especialmente frecuentes en personas mayores de 50 años.
Las manchas de la edad no requieren tratamiento, pero lo que parece una mancha de la edad podría ser un cáncer de piel, por lo que es importante que la evalúe un dermatólogo.
Qué puedes hacer: Si te molestan las manchas solares, hay varias opciones para igualar el tono de la piel y difuminarlas, dice Makhzoumi. Las cremas de retinol o hidroquinona de alta concentración pueden hacerlas desaparecer con el tiempo. Las cremas de venta sin receta diseñadas específicamente para tratar las manchas oscuras también pueden ayudar si se utilizan de forma constante.
Para una solución más rápida, consulta a tu dermatólogo sobre tratamientos con láser, exfoliaciones químicas, microdermoabrasión o terapia con luz pulsada intensa (IPL, también llamada fotofacial). Para prevenir las manchas solares, mantente alejado del sol o aplícate protector solar en las zonas expuestas.
4. Sequedad y comezón
Con el paso de los años, nuestra piel produce menos sudor y menos sebo, una sustancia grasa que ayuda a hidratarla y protegerla. Además, su capacidad para retener la humedad disminuye con la edad. ¿El resultado? Más de la mitad de los adultos mayores luchan contra la sequedad y la comezón de la piel.
Pueden aparecer manchas rojas y escamosas en los codos, antebrazos y las piernas. Algunas personas sufren de manos extremadamente secas que se agrietan y sangran.
Qué puedes hacer: Mantén la sequedad a raya utilizando un humidificador por la noche, aplicándote con frecuencia cremas o pomadas hidratantes (no lociones) y usando guantes cuando salgas al exterior o realices tareas que requieran mojarse las manos, como lavar los platos. (Para obtener sugerencias, consulta “Productos para el cuidado de la piel de venta en farmacias mejores que los caros”).
Cuando te bañes, utiliza agua tibia en lugar de caliente, y aplica una crema que hidrate la barrera de la piel a los dos o tres minutos de salir de la ducha. “La clave está en saber cuándo aplicarlo”, afirma Makhzoumi. “Es entonces cuando los poros de la piel están abiertos, y es cuando puedes sellar toda la humedad”. Si tu piel parece enrojecida, con comezón y se agrieta, acude a un dermatólogo, que puede recetarte un esteroide tópico que te ofrezca alivio.
5. Tumores no cancerosos
Con la edad, la piel puede convertirse en un lienzo para todo tipo de crecimientos cutáneos no cancerosos. Las más comunes son:
- Verrugas marrones denominadas queratosis seborreica que suelen aparecer en los pliegues cutáneos.
- Papilomas cutáneos, que son trozos blandos de piel que cuelgan de un tallo.
- Angiomas cereza, que son pequeños puntos rojos formados por vasos sanguíneos.
El cáncer de piel también es más frecuente en los adultos mayores, por lo que debes acudir al médico si tienes algún crecimiento que aumenta de tamaño rápido, sangra o no se cura. (Para más información, consulta “4 señales de advertencia del melanoma que pasan desapercibidas con facilidad”).
Qué puedes hacer: Si tienes crecimientos que te molestan, los dermatólogos disponen de diversas formas de eliminarlos, como la terapia con láser, la congelación con nitrógeno líquido o la extirpación quirúrgica.