Mujeres que rompieron estereotipos

En el Día Internacional de la Mujer, la presidenta de la Academia Paraguaya de la Historia, Mary Monte de López Moreira, relata el rol de la mujer en la sociedad en todos los tiempos de nuestro país.

La mujer paraguaya, después de la guerra contra la Triple Alianza, tuvo un rol protagónico importantísimo, así como lo fue en la guerra, también lo fue en la paz.

“La mujer empezó con las tareas domésticas, cosa que siempre sabía hacer, pero luego, por ejemplo, aprendió durante la guerra a faenar animales. Antes era carnicera, vendía carne. Luego ya faena animales. Dirigía las tropas de animales de un lugar a otro. Se convirtió en comerciante, que antiguamente eran solamente en los mercados. Viajaba de una localidad a otra, llevando tantos los productos de su propia chacra a otros lugares lejanos o sencillamente confeccionaba algunas prendas y llevaba de un lugar a otro”, inició su relato la doctora en Historia por la Facultad de Filosofía (UNA).

En tiempos ancentrales la mujer ya sabía todas las mecánicas de elaborar dulces o conservas, cigarro, queso, maíz. Eso lo habían aprendido de sus madres, y venía de generación en generación. Y se comercializaba antes de la guerra. También se convirtió en beneficiaria de la yerba mate. La historiadora cuenta que hubo mujeres, por ejemplo, como el caso de Ramona Garay, que iba de localidad a localidad buscando hierba buena.

“La embolsaba y ella iba en las chatas que trajinaba en el río Paraguay hasta las localidades de Corrientes, Goya, Rosario, Santa Fe, inclusive hasta Buenos Aires. Estas mujeres empezaron a realizar trabajos que jamás habían hecho durante el tiempo de paz. Y por eso es que se le distingue a la mujer paraguaya como la reconstructora de la nación, porque gracias a sus elementos, a sus ideas, ella se ocupó de la economía paraguaya. Si bien es cierto, los hombres también, pero gran parte de los pocos hombres que quedaron se dedicaron más a la política”.

En épocas de grandes revoluciones, de turbulencias, golpes de Estado, entre 1904 y 1912, después de la caída de la ANR en el gobierno y asumió el Partido Liberal, se sucedieron una gran cantidad de presidentes y las mujeres en medio de esas turbulencias políticas se dedicaban a la economía, al comercio y a todos esos emprendimientos, pero no solamente se adentraron en la economía.

Rompiendo estereotipos

Monte de López Moreira destaca la labor que desarrolló Rosa Peña calificándola como ”una mujer excepcional”.

“Rosa Peña fue a estudiar a Buenos Aires, fue tras su padre, quien había sido un exiliado político en el gobierno de Carlos Antonio López. Ella con todos sus saberes, con toda su sapiencia, viene al terminar la guerra y de su propio peculio abre una escuela graduada para niñas por primera vez”, contó.

En 1872 la educación oficial era gratuita para varones y niñas y obligatoriamente solo para varones, no así para las niñas.

“Peña abre una escuela graduada y ella fue la promotora de haber traído a las hermanas Adela y Celsa Speratti. Aprovechando que su esposo, Juan Gualberto González, que era ministro de educación trajo a las hermanas Speratti“, mencionó.

Es importante destacar que la ley que otorgó la gratuidad para que las niñas pudiesen acceder a la educación fue recién promulgada en el año 1909. “Aparte de la laboriosidad de las mujeres dedicadas a la economía, al magisterio, también ellas intervinieron en otras, en otros campos”.

Otra de las mujeres que rompió los estereotipos de la época, se llamaba Ramona Garay, fue una periodista graduada de la escuela normal de maestras dirigidas por las Speratti y ella en 1902 abrió un periódico que se llamaba La voz del siglo.

“Este periódico fue muy combatiente contra la iglesia paraguaya, ella era libre pensadora, entonces escribía en contra de los sacerdotes, en contra de la investidura de la iglesia, en contra de los cánones, diciendo que era la institución que engañaba al pueblo. Su periódico también fue muy combatido y en 1904 fue quemado y ella tuvo que salir del país, fue a corrientes y siguió trabajando. Era una mujer libre pensadora anticlerical”.

Otras mujeres como el caso de Serafina Dávalos, que fue la primera abogada que presentó su tesis en 1907 y participó del primer congreso femenino realizado en Buenos Aires con motivo del centenario de la independencia de Buenos Aires en el año 1910.

“Lo más interesante de este congreso fue que ella dio un discurso de apertura y de finalización, la invirtieron a ella con esa autoridad”, precisó.

Dávalos, siendo la única mujer estudiando en la facultad de Derecho, en 1905 abrió la escuela mercantil de niñas para dar a las mujeres una opción diferente al magisterio en el campo laboral. Por lo tanto, muchísimas jóvenes empezaron a estudiar en este colegio.

“El colegio se cerró en 1920 porque en esa fecha se abrió la escuela de comercio y dio también oportunidad a hombres y mujeres”, explicó la profesional.

En 1922 otra mujer muy interesante, María Felicidad González participó del primer congreso femenino realizado en los Estados Unidos en la ciudad de Baltimore y ella fue la delegada paraguaya.

“Varias mujeres sobresalieron. En 1920 se fundó el Centro Feminista del Paraguay con algunas mujeres y algunos hombres que apoyaban la lucha de las mujeres por el sufragismo. El sufragismo fue una corriente venida de los Estados Unidos y también de Europa que se propagó por toda América para luchar por los derechos civiles y políticos de las mujeres, porque recordemos que en todo el siglo 19 y 20 las mujeres no podían votar. Las primeras mujeres que votaron en los Estados Unidos fueron en el estado de Wyoming. Entonces el sufragismo se confundía un poco con el feminismo porque las mujeres luchaban por obtener esos derechos”.

Tal es así que varias organizaciones de mujeres se sucedieron a este primer centro feminista. En 1936 también un grupo de mujeres fundó el periódico Por la Mujer, el título era Para las Mujeres que Trabajan y Piensan, o sea el lema Para las Mujeres que Trabajan y Piensan, muy elocuente, y abajo decía La mano que mece la cuna gobierna el mundo.

“Este periódico era de autoridad especial de María Freixel de Casati. Una argentina que vino al Paraguay y en 1920 abrió una escuela de corte y confesión“, finalizó. UH