Una burrerita que persiste en el nuevo milenio

EN SAN LORENZO. Doña Agustina Olmedo recorre todos los sábados vendiendo menudencias.

HACE CINCO DÉCADAS. La mujer, de 69 años, se dedica a la sacrificada labor desde hace 50 años.

LAS QUE RESISTEN. De ser un habitual paisaje hoy son pocas las burreritas, sobre todo en Central.

El rostro de doña Agustina Olmedo delata entusiasmo cuando llega el día sábado. Aún es de madrugada cuando va directo al establo de su hogar y se acerca a su fiel compañera, una burrita, a la que bautizó con el nombre Xuxita. La empieza a equipar; coloca un cobertor sobre el lomo, los recipientes de aluminio, hechos a medida, frenos en la boca y una correa en el cuello para dirigirla. Una vez listas, lado a lado, ambas caminan por las intrincadas calles vecinales de San Lorenzo para ofrecer menudencias, una labor que la mujer realiza desde hace 50 años.

Doña Agustina tiene 69 años, aunque su semblante y firme caminar la habilitan para simular una edad mucho menor. Cuando recorre con su animal carguero por los barrios como Reducto, Capilla del Monte y San Felipe, no pasa desapercibida. Y es que se trata de una de las últimas burreritas del área metropolitana.

“Éramos como 10 burreritas, que fueron falleciendo y quedé solo yo en esta zona. Antes salíamos todos los días, en la lluvia, en el frío. En horas de la tarde ya nos íbamos a la matadería a esperar las tropas que llegaban para carnear, en la zona de Barcequillo, y volvíamos ya de noche, pero cuando eso no había tanta inseguridad”.

Con el tiempo y la disminución de las ventas, doña Agustina redujo el recorrido a solo los sábados. A las 4 de la mañana, en compañía de su burrita van rumbo a la matadería, no muy lejana de su vivienda, afirma, para traer las menudencias.

“Voy a la matadería y encuentro ya preparado, retiro, traigo hasta casa para lavar y luego ya salgo a vender. Vuelvo como a las 14:30. La menudencia se vende bien cuando hace frío, pero igual ya tengo mis marchantes de años, son como 40 más o menos mis clientes. A muchos de ellos los que les vi crecer, les conozco desde niños, cuando sus padres eran los que compraban de mí”.

Fieles compañeras. A lo largo de estas décadas, doña Agustina comenta que tuvo tres burros cargueros que la acompañaron por muchos años. Por su edad y para evitar mayor carga al animal, ahora ya evita montar.

A pesar de la fama que tienen los asnos, de rebelarse y “empacarse” en un lugar, la mujer comenta que en su caso sus animales han sido disciplinados.

“Xuxita ya conoce también a los marchantes, se queda luego frente a sus casas y algunos le invitan maíz, mandioca. Ella come hasta coquito”, relata entre risas desde un patio baldío frente a su vivienda, mitad utilizada como canchita de fútbol y mitad para que Xuxita pueda comer el pasto.

Laboriosa. El resto de la semana doña Agustina tampoco se queda a descansar. En su vivienda, en el barrio Reducto, armó una pequeña despensa. Aunque muestra preferencia por su labor de cinco décadas, siempre fue multifacética a la hora de trabajar. “La muralla de mi casa levantamos juntos con mi marido ya fallecido, yo le preparaba la mezcla y él armaba. Hoy en día mis paredes y eso yo nomás pinto. Tengo muchas ganas luego de hacer las cosas”.

Doña Agustina tiene cuatro hijos ya mayores, a quienes pudo sacar adelante gracias a su sacrificado trabajo. “Ellos me piden para que me quede ya en casa, pero yo me siento bien haciendo este trabajo, y lo seguiré haciendo hasta donde pueda”, concluye la mujer.

Los interesados en contactar con doña Agustina pueden llamarla al (0983) 728-038.

Últimas burreritas. En Gran Asunción, específicamente en la ciudad de Luque, se encuentra doña Gertrudis Coronel, quien al igual que doña Agustina, de San Lorenzo, también recorre las calles con una burrita, vende menudencias, tiene 69 años y se dedica al rubro hace 50 años.

En su caso, su compañera lleva el nombre de Chaqueña, ya que vino de la región Occidental.

Doña Gertrudis ya tuvo la propuesta de sus hijos para recorrer en motocarro, pero ella no está dispuesta a reemplazar el tradicional estilo de ventas que heredó de su madre, quien también era burrerita.

Quienes quieran realizar pedidos, a doña Gertrudis de Luque pueden llamar al (0982) 442-129.

Xuxita ya conoce a los marchantes, se queda luego frente a sus casas y algunos le invitan maíz, mandioca. Doña Agustina Olmedo, burrerita de San Lorenzo.

La muralla de mi casa levantamos con mi marido. Mis paredes yo nomás pinto. Tengo muchas ganas luego. Doña Agustina Olmedo, burrerita de San Lorenzo.

Una tradición urbana que va desapareciendo

Las burreritas formaban parte del paisaje habitual, sobre todo en la posguerra del 70. Mujeres que recorrían las calles, montadas en un burro y ofreciendo productos agrícolas. El grito de “¡Marchante!” frente a hogares es una frase que muchos recuerdan con nostalgia.

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Escultura de homenaje en Lambaré

La estatua de La Burrerita en Lambaré fue inaugurada en 1987. La creación fue del escultor Francisco Báez Rolón, como un homenaje a la mujer trabajadora que durante mucho tiempo caracterizó a la zona. Esta obra tuvo además cerca de cinco cambios de lugar.

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UH