“Que te vaya bien pero…” Síndrome de Procusto: ¿Por qué odiamos a quienes se destacan?

A veces, quienes se sienten inferiores intentan dañar a los más hábiles humillándolos y acosándolos con el objetivo de desacreditarlos. Lo importante es saber si se conoce a un “procusto” o uno lo padece.

Un principio conocido es el de alegrarnos por el éxito de los demás, sean familiares, amigos o no. Sin embargo, en la mayoría de los casos ocurre lo contrario: se siente odio, rabia, envidia y no se tolera que la vida le vaya mejor.

“Los celos y las inseguridades pueden presentarse en personas con una personalidad que no tiene las herramientas necesarias para poder gestionar las emociones de una manera funcional. Cuanto más insegura es, más dificultades presentará para alegrarse o sentirse bien por los triunfos de los demás. Estas características encajan en el síndrome de procusto”, explicó la psicóloga Paola Zapata, en entrevista con HOY/Nación Media.

Al respecto, la psicóloga detalló que el síndrome de procusto es un fenómeno que no se encuentra dentro del Manual de Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM5), es decir, que no es un trastorno clínico, pero sí constituye una tendencia psicológica.

Acotó que las personas que presentan este síndrome suelen criticar, menospreciar hasta levantar falsos testimonios para poder manchar la imagen de aquella que es atribuida positivamente por sus capacidades.

En otros casos también se apropian de ideas ajenas y las hacen suyas para ganar los aplausos y reconocimientos.

Características de las personas con Síndrome de Procusto

· Son personas con sentimiento de inferioridad y con muy baja autoestima, por más que aparenten lo contrario.

· Están siempre al ataque o a la defensiva.

· Presentan actitudes dominantes para ocultar sus miedos e inseguridades.

· Son personas soberbias, inflexibles, dueños de la verdad.

· Son manipuladores y distorsionan la realidad a su favor o para perjudicar para que otra persona no sobresalga.

· Acaparan todas las tareas. Su nivel de competitividad solo tiene un objetivo: sobresalir frente a los demás.

“Este síndrome se desarrolla en un ambiente determinado por un sistema de valores donde la imagen, el poder y el estatus son lo más importante (en lugar del crecimiento, el desarrollo, el bienestar, la creatividad o la innovación, que son los pilares del cambio y la mejora)”, afirmó la profesional.

Como parejas son personas:

*No permiten que sus parejas sobresalgan más que ellos. Harán todo lo que esté en sus manos para desacreditarlas, inventan mentiras, falacias para así quedar como el bueno/a o víctima y la pareja como el del problema.

*Son personas egoístas, infieles y desleales. Son maltratadores pasivos.

“La persona con síndrome de Procusto usa todas sus energías en limitar capacidades ajenas: son apagadores de sueños, son cercenadores de esperanzas, manipuladores psicológicos y maestros de la agresión encubierta.

“Procusto: – Si sobresales, te cortaré los pies. Si demuestras ser mejor que yo, te cortaré la cabeza…”

-Mitología griega.

Solución al síndrome de Procusto

La solución no es pensar que personas así son nuestras enemigas, sino entender que son características habituales que pueden presentarse en cualquiera

Si te relacionas con un procusto:

En este caso, se debe aprender a ser consciente de cuáles son los límites que deben establecerse. Una comunicación asertiva y empática también es imprescindible.

En ese punto, la profesional indicó que los límites no son negativos, sino que ayudan a transmitir lo que se quiere como lo que no, lo que se puede y lo que no, para así construir relaciones más interdependientes.

Asimismo, dijo que es importante saber gestionar las emociones (los miedos e inseguridades que surgen cuando planteamos límites claros).

Si el procusto es uno:

En primer lugar, se debe ser consciente de la dificultad y querer superarla.

“Tu proceso de cambio consistiría, ante todo, en aprender a gestionar las emociones que te llevan a esas conductas, construir una autoestima funcional (donde tu bienestar dependa de ti, no de factores externos) y en trabajar con un plan de acción concreto para mejorar tus relaciones interpersonales. Las relaciones humanas son complejas, aprender a compartir de forma libre nos ayuda a crecer mutuamente”, puntualizó la psicóloga.

HOY