Ciudad del Vaticano.- la Santa sede pondrá en órbita el 10 de junio un «satélite de esperanza» que llevará el discurso que el papa Francisco pronunció en 2020 en el que planteó que «nadie se salva solo», en lo que pretende ser un «mensaje para la humanidad» que transmitirá las palabras del pontífice desde el espacio.
«El 10 de junio, con un cohete que partirá desde una base de Vandenberg, California, pondremos en órbita un satélite que llevará el libro del rezo del 27 de marzo de 2020 en formato nanobook», anunció hoy el viceministro de comunicación vaticano, el argentino Lucio Ruiz, al dar a conocer el evento con el que busca «prolongar el abrazo que el Papa le dio ese día a la humanidad».
El discurso del Statio Orbis de marzo de 2020 fue recogido en un libro titulado «¿Por qué tienen miedo? ¿No tienen fe todavía?» editado por el Vaticano y que el pontífice regala a personalidades y jefes de Estado que lo visitan.
«El proyecto se llama Spei Satelles, satélite de la esperanza, que lleva el mensaje del Papa a la humanidad y la convoca a reunirse», precisó Ruiz.
En lo que se describe como un «trabajo único de colaboración» entre la exploración espacial y la Iglesia Católica, el Vaticano pondrá en órbita el recordado discurso del pontífice para renovar su importancia como «un mensaje de esperanza para la humanidad», a través de una iniciativa conjunta de la Agencia Espacial Italiana, del Consejo Nacional de Investigación y del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, se informó este lunes en conferencia de prensa.
Andrea Notargiacomo, del Instituto Italiano para la Investagación, planteó durante la presentación el «compromiso» de la institución para «la realización de un microchip de silicio de forma de ultraminiatura en la que está toda la publicación dedicada al 27 de marzo de 2020».
«Pudimos reproducir en tamaño microscópico las 150 páginas del libro, que ocupaban unos nueve metros cuadrados de papel y ahora son unos pocos milímetros», agregó Notargiacomo.
«Esperamos que el satélite pueda permanecer por mucho tiempo en el espacio a dar una voz de esperanza», agregó luego el investigador.
Para poder incluir la obra en menos de 2 milímetros por lado, el contenido digital del libro en papel se transformó en una secuencia de 0 y 1, un código binario utilizado en informática, para que sea posible recuperar toda la información del libro original «leyendo» la secuencia de nano orificios en la superficie, explicó Ruiz.
El presidente de la Agencia Espacial Italiana, Giorgio Saccoccia, destacó que el proyecto «es una forma de llevar bien alto las palabras del Santo Padre».
«Quisimos demostrar que tecnología y fe pueden trabajar juntas de la forma más sofisticada posible. Y fue hecho por jóvenes, para mostrar que el futuro de esperanza es de ellos», agregó Saccoccia.
Para Sabrina Corpino, directora del Laboratorio de Sistemas y Tecnologías del Instituto Politécnico de Turín, en donde se hizo el satélite, «es un proyecto de la perfecta realización de la misión de la Universidad, formar a los jóvenes, hacer investigación y llevarla a cabo».
«El nanobook irá en un Cubesat de dimensiones reducidas, que mide 10 centímetros por 10 por 30, completamente independiente y con paneles solares montados en las paredes externas», agregó Corpino.
«La misión inicia el 10 de junio con el lanzamiento, a partir de ese día el satélite comunicará los mensajes del libro desde el espacio. Con una estación amateur de radio se podrá recibir la comunicación», precisó la docente y especialista.
En su interior, explicó luego a Télam, el SpeiSat tiene varios componentes: dos ordenadores de a bordo, dos sistemas de comunicación en banda UHF con dos antenas, una batería para almacenar energía, pequeños imanes para estabilizar al satélite tras el lanzamiento y un conjunto de sensores térmicos e inerciales para realizar mediciones en el entorno espacial.
En la memoria del satélite está el archivo con los mensajes de esperanza para esparcir durante su viaje, «en el recorrido que haga en una órbita heliosincrónica a unos 525 km sobre la superficie de la Tierra», detalló Corpino.
Para Ruiz, «la tarde del 27 de marzo en esa dramática situación del mundo, en la oscuridad y la lluvia, el Papa salió solo a una plaza desierta a rezar por la humanidad y a exhortar a la humanidad. El mundo entero se frenó».
«Éramos tantos a acompañar a ese hombre vestido de blanco que rezaba por nosotros, sin diferencia entre creyentes y no creyentes. Son palabras que aun resuenan en el mundo de hoy, que después de la Covid lucha por la guerra», agregó el religioso argentino.
El año pasado, en ese marco, las palabras del Papa fueron depositadas en el banco mundial de semillas, en el Svalbard Seed Vault, como «semillas de esperanza», en una iniciativa encabezada por Lucio Ruiz.
Este año, en tanto, «aquella semilla de esperanza volará al espacio en un modo totalmente inusual, tecnológicamente muy avanzado y culturalmente inédito para difundir su mensaje universal dando vida a diversas iniciativas conexas», profundizó hoy Ruiz.
«A partir de ese día han nacido diversas iniciativas para que este evento no fuese olvidado y mantuviese su fuerza impulsora para ir más allá de la pandemia haciendo más fuerte y rico de esperanza todo momento de dificultad», apuntó luego el ministro de comunicación vaticana Paolo Ruffini a Télam.
«El 27 de marzo fue un día emblemático de nuestra historia reciente. Vivimos un tiempo que parece haber perdido la memoria de los signos, resignado a un presente sin futuro. Por eso presentamos esta colaboración entre hombres y mujeres de ciencia y hombres y mujeres de fe», agregó Ruffini.
Para Luca Peyron, director del servicio para el Apostolado Digital de la Arquidiócesis de Turín, la iniciativa es «un signo único, un ícono, así como fue el Papa en la plaza en soledad».
«Su mera presencia en el espacio se vuelve profecía. Queremos ver cómo la Iglesia puede contribuir en estos temas, mezclando la tecnología más compleja con el contenido de sentido», agregó Peyron.Télam.