La Secretaría Nacional Antidrogas se convirtió en tentáculo de narcos. Más filtraciones de datos en escuchas telefónicas revelan cómo elementos del crimen organizado reciben información sensible y de primera mano por parte de agentes de seguridad del Estado, quienes se interiorizan de las investigaciones en curso y le ponen al tanto a los narcos las identidades de los informantes y detalles que estos aportan a los organismos antidrogas. En narcoaudio se escucha cómo agentes especiales corruptos operan sin tener en cuenta el riesgo que representa para la vida de las personas, más aún cuando los narcotraficantes hablan de “solucionar” el problema del delator.
Terroríficas revelaciones provenientes de narcoaudios filtrados de informes de inteligencia a La Nación Investiga indican una podredumbre en la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), imposible de seguir tapando. Cuando con la serie de grabaciones divulgadas en estos días pudimos haber pensado que ya escuchamos todo, principalmente con el explosivo audio sobre un “jefe de apellido Amarilla” que supuestamente pidió US$ 50 mil para no afectar el negocio de las drogas de un objetivo, resulta que corruptos agentes se encargaban de contar a los narcotraficantes quiénes eran los informantes que pasaban datos de ellos.
En el marco de la operación Chase, la Unidad de Inteligencia Sensible (SIU) de la Senad interceptó comunicaciones de supuestos elementos pertenecientes a la organización que, según los antidrogas, dirigía el ex militar Jorge Daniel Zorrilla Vera. Este presunto capo narco fue capturado tras una serie de allanamientos realizados el 1 de agosto del 2018 en la ciudad de Salto del Guairá, departamento de Canindeyú.
En grabación de llamada se puede escuchar cómo los narcotraficantes estaban al tanto de investigaciones, de quiénes eran los informantes e incluso hablan de una venganza. Sobre quién fue el que dio la información, menciona que supuestamente un jefe de la misma secretaría delató al informante.
El primer hombre (H1) que habla en la comunicación interceptada le informa al segundo hombre (H2) lo siguiente: “Vi que el muchacho que es el secretario de Dani estuvo por tu casa, y ese muchacho no es de confianza, ese es el que da la pista de acá de nuestro tema”.
Seguidamente, le informa que la noche anterior habló con el jefe y le contó todo. Cuando H2 le consulta con quién de los jefes habló, el H1 le responde: “El que está frente al hospital, porque él se interiorizó de todo”.
Es importante señalar que hasta hace pocos meses la sede de la Oficina Regional de la Senad en Salto del Guairá se encontraba frente al hospital regional de la ciudad. En aquellos tiempos el jefe de dicha unidad era el agente especial Abelino Valdez Ruiz, uno de los “magos” de las finanzas de la Senad, hombre de confianza de la ministra antidrogas, Zully Rolón, que se desempeñaba como director de Operaciones, pero renunció al cargo tras el destape de audios guardados y los millones amasados con modestos ingresos.
CON DETALLES
Los presuntos narcotraficantes recibieron detalle por detalle lo que el informante dijo e hizo, según se revelan en las escuchas, por lo que preocupa cómo algunos agentes corruptos que tienen acceso a información clasificada y ultrasensible pueden arriesgar la seguridad o por qué no decir la vida misma de la ciudadanía.
“Había sido le alzaron a este informante y fue a mostrarle a ellos”, se lo escucha decir a H1. Seguidamente H1 agrega: “Tu depósito fue el que les mostró”, mencionó.
Pero no todo acabó allí, porque H1 también supo que iban a allanar el depósito, pero no lo hicieron porque el dato se filtró y porque también no todos los datos que manejaron eran certeros.
VENGANZA
En la conversación llegan a la conclusión de que los antidrogas usaron al “secretario de Dani” porque supuestamente ya lo habían detenido, pero luego lo volvieron a dejar en libertad. Pero ya molesto por la situación, H2 remarca que hay que tomar cartas en el asunto.
“Por algo nomás luego le volvieron a dejar en libertad a este muchacho, porque a él ya lo habían detenido pero después lo soltaron nomás otra vez, y el lunes se quedó por (zona inaudible) a hacer su tema, pero le vamos a solucionar su problema a este hijo de puta”, se escucha en la conversación de los supuestos narcos, audio que se reprodujo durante el proceso judicial del operativo Chase.
Como afirmando, H1 le menciona que ahora ya saben todo lo que está ocurriendo, a lo que H2 le añade: “Estas cosas no tenemos que dejar pasar”, sobre cómo personas filtran movimientos de su organización a la Senad. Por último, le dice que “con tranquilidad nomás hay que hacer las cosas”.
De esta forma se denota que agentes especiales corruptos ponían en riesgo la seguridad ciudadana porque delatar a un informante del crimen organizado podría representar hasta una amenaza contra su vida.
COIMA
Un elemento importante para señalar es que justamente H1 y H2 son las personas que fueron grabadas por la Unidad de Inteligencia Sensible de la Senad hablando de un pedido de coima de US$ 50 mil por parte del “jefe de apellido Amarilla”. Durante el juicio oral y público, el analista Felipe Jara declaró ante el Tribunal de Sentencia que esta situación de pedido de coima y todos los detalles lo informó al ex jefe de SIU/Senad Cristian Amarilla.
En la llamada se habla de cómo jefes antidrogas apretaban a los narcos por montos importantes, el analista indicó que terminaron por no darle el seguimiento y la importancia al asunto.
“En el momento resulta de alta importancia. A medida que van entrando más audios o no se puede confirmar lo que está expreso en ese audio, la importancia va bajando (…), no se le puede dar continuidad porque seguidamente no aportan más datos del hecho”, dijo Jara ante el Tribunal.
Luego de los allanamientos del 1 de agosto, el entonces ministro Hugo Vera ordenó el desmantelamiento de la base de la Senad en Salto del Guairá y ordenó el sumario de Abelino Valdez y todo su equipo, pero cuando Arnaldo Giuzzio llegó a la secretaría, las investigaciones no avanzaron y los sospechosos fueron ascendidos a puestos clave.
Chamorro y Valdez, los compadres agentes especiales “magos de las finanzas”
El agente de SIU Carlos Chamorro Portillo, que incrementó 700% su patrimonio, declaró la guerra “política, social y laboral” en Senad. Su amigo Abelino Valdez puso su cargo a disposición.
La investigación que dio inicio al destape de la serie de irregularidades dentro de la Senad comenzó con el caso de Carlos Chamorro Portillo, el agente “mago de las finanzas” que hasta hace poco prestaba servicios en la Unidad de Inteligencia Sensible (SIU) al igual que su esposa, Natalia Berenicce Bareiro. La pareja incrementó 700% su patrimonio comparado con los consignados en sus primeras declaraciones juradas de bienes y rentas. Este ascenso que experimentaron de manera veloz fue en los últimos 4 años.
En un chat filtrado, Chamorro, en tono desafiante, declaraba una guerra “política, social y laboral” al interior de la secretaría y también revelaba que sus superiores estaban al tanto de la Toyota Hilux 2023 que compró.
Comentó que el “líder” del SIU Daniel Fernández sabía de su objetivo de adquirir un vehículo de US$ 65 mil, pero este solo le recomendó no realizar la compra porque podría generar un “terremoto” e hizo la vista gorda a la idea de que un agente que hasta julio del 2022 percibía un salario que no llegaba a los G. 7 millones realice una millonaria transacción.
Chamorro fue reacomodado por la ministra Zully Rolón, y ahora pasó a ser la mano derecha del viceministro Esteban Caselli.
En tanto que su amigo íntimo Abelino Valdez Ruiz pasó de declarar G. 7 millones en bienes a manifestar grandes inmuebles y ofrecer fiestas lujosas como el quince años de su hija, que realizó en Las Takuaras en medio de la fuerte crisis económica generada por la pandemia del covid-19. Tuvo un incremento patrimonial de 10.769%.
Por último, uno de los datos importantes sobre Valdez es que declara propiedades por precios que están subvalorados como terrenos adquiridos en Minga Guazú por G. 5 millones, o como el caso de un terreno en Capiatá que Chamorro en diciembre del 2015 juró ser propietario y declaró por un valor de G. 40 millones, pero en agosto pasado Valdez también consignó el mismo terreno como de su propiedad, pero señala que adquirió por G. 8 millones. La Contraloría ordenó un examen de correspondencia para ambos.
No incluyó audio que comprometía al amigo
La analista de SIU Berenicce Bareiro no registró en su informe final de la operación Aguará que narcos iban a montar una fábrica por pedido de la Oficina de la Senad en Salto, donde prestaba servicio Abelino Valdez, amigo de su esposo Carlos Chamorro.
Entre el 2020 y el 2021 se desarrolló el juicio oral y público de la operación Aguará – Chase, que desarticuló la organización narco que presuntamente lideraba Jorge Zorrilla, se evidenció que dos secuencias que comprometían a agentes antidrogas de la Oficina Regional de Salto del Guairá no estaban en el disco de informe final que realizó la analista de las escuchas Natalia Berenicce Bareiro.
Cuando abogados de la defensa solicitaron la reproducción de las secuencias 1008077620 y 1008079010, la mujer dijo que no estaba en el disco del reporte conclusivo remitido, primero a su entonces jefe de SIU Cristian Amarilla, y luego a los órganos jurisdiccionales.
En uno de los narcoaudios del caso Aguará, a los que tuvo acceso La Nación Investiga, se escucha a uno de los interlocutores decir que los de la Senad pidieron intervenir una “fabrica’i abandonada” que sería armada por los traficantes en una colonia indígena.
Llamativamente, en esos meses el jefe de la Oficina Regional de Salto del Guairá que se iba a lucir con la incautación era el agente especial Abelino Valdez Ruiz, amigo íntimo de Chamorro y Bareiro.
El 1 de agosto del 2018 se detuvo a los miembros del cartel de Zorrilla, e inmediatamente el ex ministro Hugo Vera desmanteló la oficina de Salto del Guairá y ordenó el sumario de Valdez y todos sus subalternos por denuncias de presunto cobro de coimas.
Sin embargo, ya con Arnaldo Giuzzio al frente de la Senad (asumió como ministro el 15 de agosto del 2018) no profundizó la investigación sobre las sospechas que se tenían hacia agentes especiales de la Oficina Regional de Salto del Guairá, que en escuchas telefónicas fueron sindicados de diseñar una operación falsa-positiva en contubernio con miembros del crimen organizado.
LANACION