A 35 años del Lunes Negro de 1987, ¿estamos cerca de otra caída de Wall Street?

A más de 3 décadas y media del mayor desplome diario en la historia de la bolsa de Nueva York, hay algunos paralelismos y diferencias que valen la pena repasar.

El 19 de octubre se cumplieron 35 años del día más trágico, hasta ahora, en la historia moderna de Wall Street, el otro día negro fue el de 1929 pero, medido como una pérdida de una sola sesión, la de 1987 es la mayor hecatombe de la historia del mercado.

El lunes 19 de octubre de 1987 está consignado como el día en el que, aparentemente sin un motivo claro, ese día todos los mercados de valores del planeta se hundieron estrepitosamente.

Tres décadas y media después, los mercados enfrentan una situación compleja, no sabemos lo que sucederá en los días que restan de octubre, pero 35 años más tarde, el mercado está en un innegable ciclo bajista, la volatilidad es el signo y la incertidumbre en torno a la economía global no cesa. Así, entre las dos fechas hay similitudes que nos deben hacer reflexionar.

Vale la pena recordar lo que sucedió aquel trágico día en los Wall Street. Como ya señalamos en aquel 19 de octubre de 1987 el S&P 500 perdió 20.4 por ciento, equivalente a una quinta parte de su valor, para tocar fondo en 224.8 puntos.

Este índice, el S&P500, registró una racha bajista de diez sesiones previas, algo que ahora en retrospectiva nos decía lo que sucedería más tarde. Por su parte el Dow Jones terminó ese fatídico lunes con una caída de 22.6 por ciento para finalizar en 1,738.7 unidades. El Nasdaq Composite por su parte bajó 11.3 por ciento hasta 360.2 puntos.

Como decíamos, no sabemos lo que vendrá en los días que faltan para que finalice octubre, después de un muy mal septiembre para Wall Street, pero vale la pena hacer algunos comparativos entre el contexto de hace 35 años y el actual, además de las diferencias.

1) En 1987 antes del desplome, el S&P 500 había estado acumulando fuertes ganancias; incluso los precios de las acciones habían aumentado más respecto a lo que crecieron los beneficios empresariales y, como consecuencia, los índices estaban sobrevalorados, tal como ha ocurrido en el mercado actual con la recuperación tras la pandemia.

2) En aquella década, la de los años ochenta, la inflación en Estados Unidos se salió de control, en esa época llegó a 13.5 por ciento y, como consecuencia, la tasa de fondos federales de la Fed se elevó a niveles de 20 por ciento. No existen similitudes en cuanto a las cifras actuales, pero sí al contexto.

3) Los años previos al crash se registró una reducción progresiva de la inflación y en 1986 llegó a 1.8 por ciento. Sin embargo, los precios rebotaron un año después, hasta 3.6 por ciento anual, era evidente el problema de inflación “enraizada” en la más grande economía del planeta, justo el temor que hoy tiene Jerome Powell y su equipo en la Fed.

4) En 1987 antes del crash las tasas de interés duplicaban a las actuales, es decir rondaban prácticamente el 7 por ciento, pero ya muy por debajo de aquel 20 por ciento máximo de la década. Sin embargo, con la llegada de Alan Greenspan a la Fed, en 1987, este tuvo que bajar las tasas para reducir los costos de financiamiento y estimular el crecimiento económico, la inflación volvió a repuntar después del desplome bursátil de 1987.

Los paralelismos en los mercados entre 1987 y 2022 son evidentes, pero también hay algunas diferencias que no hacen sino generar alertas sobre el contexto actual, toda vez que lo sucedido en 1987 ya solamente es parte de la historia.

Por ejemplo, la inflación en el momento del crash de 1987 era menor respecto a la de ahora, además, el mercado laboral hoy es mucho más fuerte que hace 35 años, en ese tiempo el desempleo era del 6 por ciento.

En 1987 no hubo una recesión económica, al menos no lo establece así el National Bureau of Economic Research (NBER, por sus siglas en inglés), que es el organismo encargado de dictaminar las crisis en Estados Unidos. La recesión más cercana databa de cinco años antes, entre julio de 1981 y noviembre de 1982.

Hoy como sabemos, hubo una recesión en 2020 producto de la pandemia, después un “rebote” de la economía y actualmente una desaceleración que podría terminar también en recesión.

Por ejemplo, en 1987 una semana antes del crash, el pesimismo se había instalado en el mercado por las expectativas de subidas de tasas de interés, previamente se había conocido el saldo de la balanza comercial de Estados Unidos, con un déficit que superaba ampliamente las expectativas debido a la debilidad del dólar. Eso hizo pensar que el banco central iba a poner remedio a la situación, elevando, de nuevo, el precio del dinero.

Además, la Cámara de Representantes anunció que iba a retirar ciertas ventajas fiscales para las operaciones de fusión y adquisición, lo que llevó a los inversores a deshacer parte de sus carteras al prever que ciertas empresas dejarían de ser atractivas para el mercado, la venta masiva no se hizo esperar.

Sin embargo, los mercados también son impredecibles, hace 35 años el movimiento bursátil fue sorpresivo a pesar de que había algunas señales. No queda más que estar atentos y aprender de la historia, el crash de 1987 fue un antes y un después, hoy como dijo la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, hace unos días: “la economía global es como un barco en aguas turbulentas”.