Bogotá.-El líder de izquierda Gustavo Petro asumió como presidente de Colombia y prometió “trabajar para que más imposibles sean posibles”, durante una masiva ceremonia de posesión en la Plaza de Bolívar de Bogotá, colmada de simbolismos que sentaron el primer sello de un gobierno que busca marcar un cambio de época para avanzar hacia la pacificación del país, revertir la desigualdad y responder a las expectativas de 11 millones de votantes.
“Se acabaron los no se puede, los siempre fue así; hoy empieza la Colombia de lo posible, hoy empieza nuestra segunda oportunidad, desde hoy soy el presidente de todos los colombianos y colombianas, es mi deseo y mi deber”, dijo Petro luego de citar a Gabriel García Márquez cuando habló de quienes “no tenían una segunda oportunidad”.
Petro agregó: “Es la hora del cambio, nuestro futuro no está escrito. Podemos escribirlo juntos en paz y en unión”.
Entre los principales puntos de su discurso estuvieron las alusiones a la pacificación del país, el combate a las drogas y a la desigualdad.
“No podemos seguir en el país de la muerte, tenemos que construir el país de la vida”, exhortó.
Prometió formar “el gobierno de la vida, de la paz” para terminar con seis décadas de conflicto armado, además de cumplir con el Acuerdo de Paz de 2016 y seguir a “rajatabla” las recomendaciones del Informe de la Comisión de la Verdad, publicado recientemente, y que contabilizó 80.000 muertos en más de 60 años de violencia.
Presidente @petrogustavo: «Más participación y más democracia, es lo que le propongo a toda la sociedad colombiana, para terminar con la violencia en nuestro país»#ComienzaTuGobierno pic.twitter.com/dmjmfT9jRp
Criticó también a la comunidad internacional por la llamada “guerra contra las drogas”, que “ha fracasado rotundamente”, y pidió “una nueva convención internacional”.
“Nos quieren apoyar en la paz, nos dicen una y otra vez, pues cambien su política antidrogas”, dijo.
Definió además a Colombia como una de las sociedades más desiguales del planeta lo que calificó como una “aberración”.
“El 10% de la población colombiana tiene el 70% de la riqueza, es un despropósito y una verdadera amoralidad; no naturalicemos la desigualdad y la pobreza”, pidió.
Frente a ese escenario, el mandatario apeló a una de sus principales promesas de campaña, la reforma impositiva, que aseguró que busca generar “justicia” y que no se trata de “un castigo sino el pago solidario que alguien afortunado hace a una sociedad que le permite y le garantiza la fortuna”.
La igualdad de género, la agenda verde y el cambio climático, el trabajo a favor de los “marginados”, la unidad latinoamericana que “no puede ser una retórica o un mero discurso”, fueron algunos de los puntos destacados que el nuevo presidente enumeró en lo que llamó su “decálogo de gobierno” y recitó con el puño izquierdo levantado.
Además de la tributaria, que “no es un asunto de caridad sino de solidaridad humana” mencionó “una reforma de la salud y de las pensiones, del contrato laboral, de la educación” y reiteró que “los impuestos no serán confiscatorios, simplemente justos”
Tal como indica la tradición en la transmisión de mando, el presidente electo caminó, junto a su familia, desde el Palacio de San Carlos (antiguo palacio de Gobierno y actual sede de la Cancillería) hasta la Plaza de Bolívar, donde se realizó el acto de asunción.
Petro estuvo acompañado por Verónica Alcocer quien no usó vestido sino pantalón -diseñador colombiano Virgilio Madinah- de color blanco marcando un cambio respecto a sus antecesoras. Caminaron detrás de ellos, sus hijos y nietos.
En esta ocasión, la Plaza de Bolívar se dividió en dos: la tarima donde se realizó la ceremonia, con las autoridades y los invitados especiales, y, por primera vez, el resto de la plaza, colmada de ciudadanos con carteles y banderas colombianas.
Otro de los gestos simbólicos fue la ausencia de alfombras rojas y el acompañamiento por parte de la Guardia Indígena -seguridad de muchos territorios indígenas del país- que escoltaron a la pareja en el último tramo de su caminata hacia la tarima central, cumpliendo así lo que había sido una de sus promesas.
Además, entre los invitados de honor estuvieron una barrendera, un pescador, un campesino cafetero, un silletero, una vendedora ambulante, entre otros.
En esa línea, Petro prometió un “gobierno de puertas abiertas” que dialogará con “todos y todas sin excepciones ni exclusiones”
“No miremos para otro lado, no seamos cómplices; con voluntad políticas de redistribución y programas de justicia vamos a hacer una Colombia más igualitaria”, dijo en su discurso.
Los encargados de tomarle juramento al economista y exalcalde de Bogotá de 62 años fueron las máximas autoridades del Congreso, Roy Barreras (presidente del Senado) y David Racero (líder de la Cámara de Representantes).
“Juro a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia”, dijo Petro con la mano en alto.
Barrera le colocó la banda presidencial con la ayuda de la senadora del Pacto Histórico María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, compañero de Petro en la guerrilla del M-19 y asesinado en abril de 1990, cuando era candidato a presidente. Además le colocaron un prendedor de una paloma para simbolizar «la paz total», en palabras del senador.
A continuación, Petro le tomó juramento a la vicepresidenta Francia Márquez quien invocó «a Dios y al pueblo» para «cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia», y agregó: «También juro ante mis ancestros y ancestras, hasta que la dignidad se haga costumbre».
Otro momento de sumo simbolismo fue el de la llegada de la espada del libertador Simón Bolivar en medio de la ceremonia.
“Llegar hasta aquí junto a esta espada es toda una vida, una existencia”, dijo Petro al inicio de su discurso al lado de la herenca del libertador.
Pese a que su antecesor, Iván Duque, no autorizó la exposición pública durante la ceremonia de la espada y de la escultura «La paloma de la paz» de Fernando Botero, dos elementos simbólicos, la primera decisión de Petro fue ordenar que ambas medidas fueran revertidas.
Los hechos habían sido denunciados por los organizadores del acto de posesión, quienes afirmaron que el gobierno saliente negó a última hora estas dos piezas, requeridas y tramitadas con anticipación que contaban con las pólizas de seguro exigidas.
La espada de Bolívar fue robada en 1974 del museo ubicado en Bogotá por el Movimiento 19 de Abril (M-19), guerrilla que Petro integró en su juventud, y luego fue devuelta.
“Quiero que nunca más esté retenida, que solo se envaine como dijo su propietario el libertador cuando haya justicia en este país”, repitió el mandatario tal como había anticipado en julio.
“Es la espada del pueblo por eso la queríamos que esté aquí en este momento y en este lugar”, agregó.
Los expresidentes colombianos que acompañaron la posesión fueron Cesar Gaviria (1990-1994), Ernesto Samper (1994-1998) y Juan Manuel Santos (2010-2018).
Como parte de las delegaciones extranjeras estuvieron los presidentes de Argentino, Alberto Fernández; de Bolivia, Luis Arce; de Chile, Gabriel Boric; de Costa Rica, Rodrigo Chaves; de Ecuador, Guillermo Lasso; de Honduras, Xiomara Castro; de Panamá, Laurentino Cortizo; de Paraguay, Mario Abdo Benítez; y de República Dominicana, Luis Abinader.
Asimismo, asistieron el rey Felipe VI de España; la directora de Usaid y cabeza de la delegación enviada por Joe Biden desde EE. UU. Samantha Power; entre otros.Télam.