Mucho se habla de la “Web 3”. ¿Pero qué es? Simplifiquemos, en extremo quizás; en el imperio de la “Web 1” se decía: ¿Qué le conviene a la empresa? Con la “Web 2”, hoy en curso, se dice: ¿Qué desea el usuario?; y con la “Web 3” (también llamada “Internet del valor”, luego veremos por qué) escuchamos: ¿Qué quiere la comunidad? Es todo un cambio de paradigmas, que se suma a los tantos que nos ha legado esta “Cuarta revolución industrial”, que no va a cambiar al mundo; ya lo cambió, y continúa haciéndolo sin solución de continuidad.
Tan real como virtual
Esta Web 3 y su “metaverso”, será posible (ya lo es, en realidad) gracias a la multiplicación de las veloces conexiones 5G, que también permitirá la masificación de la IOT (Internet de las cosas, que nuestros aparatos nos “hablen” y se comuniquen entre sí) y las “ciudades inteligentes”, entre varias maravillas que no es que vayan a existir en un futuro de ciencia ficción. Ya están aquí, lo sepamos o no.
Entonces, en el mentado “metaverso” (que ya atrae inversiones mega millonarias y hasta hizo que Mark Zukerberg le cambie el nombre a su corporación) nos permitirá llevar una “vida digital” mucho más rica que la que hoy tenemos. Porque será “inmersiva”, generando experiencias inéditas hasta hoy. Eso incluye el juego, obviamente, que como toda actividad social y económica que se precie, no quedará afuera. Ya tenemos casinos en el metaverso, y si queremos jugar al bingo 3D o a un Poker virtual que luce completamente real, y sentirnos en una sala de juego a todos los efectos, pero sin salir de casa, podemos recurrir a ellos.
La nueva realidad
Como en tantos otros ámbitos, falta muy poco para que podamos disfrutar del bingo y todos nuestros queridos juegos de casino favoritos desde la comodidad de casa; en parte ya lo hacemos con los casinos online, pero aquí subimos un nivel (o más): un “avatar” nuestro que habremos configurado a gusto se introducirá en una sala virtual de calidad fotorrealista, interactúa con los empleados y los otros jugadores, ganará, perderá, se emocionará tanto como si fuéramos nosotros en carne y hueso estuviéramos ahí.
Por ahora, se logra con las gafas de realidad virtual, como las Oculus, pero en pocos años se podrá prescindir de ellas y generar entornos completamente inmersivos mediante hologramas y realidad aumentada, usando los tokens “NFT” (Tokens no fungibles, que representan el valor de determinados bienes) como forma de pago e intercambio. Estos tokens de por sí son una revolución: La “tokenización” de activos ya está funcionando a pleno en varios ámbitos, especialmente el del arte, porque permite asegurar un cobro por derechos de autor a los artistas digitales, cuyas obras eran reproducidas indiscriminadamente; hasta ahora.
En resumen: Este “Metaverso” llevará muchas actividades humanas a alturas que solo los más osados autores de ciencia ficción imaginaron. Y el juego es una de las principales.