Vivir el duelo por un familiar muerto por Covid-19, sentir culpa por haber contagiado a otro, lamentar la pérdida de empleo o sufrir trastornos del sueño. En mayor o menor medida, las secuelas que deja la pandemia nos afectan a todos, como advierte la sicóloga argentina Diana Hunsche, quien llama a desterrar prejuicios y valorar los beneficios de acudir a terapia.
“Creo que es el mejor momento para poder difundir la importancia que tiene pedir ayuda. ¿Por qué podemos ir a un dentista y pedir ayuda profesional en esos planos y no en el sicológico, si realmente es lo mismo?”, remarca Hunsche, autora del libro A terapia, ¿yo?, en una entrevista.
La sicóloga, que atesora cuatro décadas de experiencia, afirma que mucha gente se siente ahora como en un naufragio, buscando “una balsa” para sobrevivir: “La terapia en este momento puede ayudar muchísimo, en relación a los duelos, las culpas, los miedos, a la incertidumbre con respecto al futuro”, afirma.
Duelo ampliado
Sin duda, perder a alguien por culpa del virus es uno de los peores escenarios, más aún para quien no ha podido hacer una ceremonia de despedida.
“El vínculo no se detiene ni se corta con la muerte”, señala Hunsche, convencida de que mientras se recuerde a la persona fallecida, ya sea contando anécdotas, con una sonrisa, con gratitud, o incluso con enojo, de algún modo seguirá viva.
Y va más allá y habla del concepto de “duelo ampliado”, ya que al igual que se lamenta la muerte de una persona, considera que se puede sentir duelo por otras pérdidas por la pandemia, como la “normalidad”, la “velocidad” con la que transcurría la vida y los proyectos que quedaron truncados.
Para ello, aconseja buscar “nuevas herramientas y cambiar de paradigma”.
Colaboradora con diversas instituciones, uno de los hitos de su trayectoria es haber trabajado con su compatriota el doctor René Favaloro (1923-2000), inventor del bypass coronario, haciendo terapia a pacientes cardiovasculares.
“Favaloro decía que el optimismo tenía efectos biológicos, esa es una frase que me acompañó toda la vida. Hay que tratar de buscar nuevas instancias y buscar ayuda”, afirma Hunsche, que atiende a sus pacientes, presencial o virtualmente, desde su consultorio de Martínez, en la provincia de Buenos Aires.
En su experiencia, aquellos que ya sufrieron un hecho dramático en el pasado han sabido llevar mejor las consecuencias sicológicas del Covid-19, al contrario de algunos jóvenes que se llevan la peor parte por no haber vivido anteriormente una “situación límite”.
Las culpas
En el último año, Hunsche ha atendido a pacientes con coronavirus, enfermedad que en algunos dejó el olfato distorsionado, dolores musculares o astenia.
Pero más allá de haber padecido o no el virus, la experta alerta de que, en general, han aparecido en la población trastornos en el sueño, agotamiento por la virtualidad o desorientación temporal.
“Un fenómeno curioso que se dio es que, cuando se produce un fallecimiento por otro motivo que no sea Covid, la gente te lo dice como si no fuera tan importante, como si el Covid fuera algo parecido a morir en una guerra”, enfatiza.
Y se detiene en el sentimiento de culpa, no solo de los que arrastran dolor al pensar que contagiaron a personas que después murieron, sino también el del “sobreviviente” que no vio perjudicadas ni salud ni economía y al que le da pudor reconocer que la vida le va bien por respeto al dolor del otro.
“Me lo dicen por videollamada con la voz baja, como si fuera un secreto”, revela la sicóloga, segura de que la humanidad debe ser “cada vez más empática”, con la solidaridad por bandera.
Mitos y prejuicios
Tras décadas estudiando diferentes escuelas teóricas y escuchando a sus pacientes, Hunsche decidió abordar en A terapia, ¿yo? (Editorial del Nuevo Extremo), ayudada por ilustraciones y a modo de pregunta-respuesta, los mitos, temores y prejuicios que surgen al plantearse ir al sicólogo.
“¿Cuántas veces hemos escuchado que la terapia es un lujo innecesario, o que el terapeuta te maneja, o que un desconocido no te puede entender?. Son cuestionamientos muy válidos que había que responder desde un lugar de seriedad, pero también con un lenguaje accesible”, señala.
Y anima a tomarse con normalidad las decepciones: “Si la primera entrevista no te hace sentir bien, es mejor buscar otro terapeuta”.
“La Sicología es una herramienta para conocerse. Cuando estás bien, te sirve para estar mejor, no hace falta estar mal”, concluye la autora, que ve en las continuas crisis económicas de Argentina —considerado el país con más sicólogos por habitante— una de las razones que llevan a gran parte de su sociedad a confiar en las bondades de ir a terapia.Fuente: EFE