Con una adecuada combinación de buenas prácticas agrícolas y agronómicas contribuye a combatir el cambio climático
Lo agricultores paraguayos son altamente eficientes con un modelo de producción sustentable con biotecnología y amigable con el medioambiente.
Por el Ing. Agr. (M. Sc.) Alfredo Molinas — Asesor de la Unión de Gremios de la Producción (UGP) y de la Presidencia de la Universidad San Carlos (USC).
Existen datos que muestran que la agricultura es hoy la tercera actividad económica que más CO2 (dióxido de carbono) emite a nivel global, siendo el CO2 uno de los principales gases de efecto invernadero (GEI).
Sin embargo, la adopción de buenas prácticas agrícolas y agronómicas orientadas especialmente al uso y manejo racional de los suelos agrícolas está desembocando en adecuadas medidas de adaptación y mitigación del cambio climático.
Otras informaciones científicas determinan que una agricultura responsable puede llegar a neutralizar más del 11% del total de las emisiones de GEI, específicamente el CO2. Esto se lograría adoptando una agricultura cuyo sistema de producción incorpore medidas y prácticas agronómicas de uso y manejo de conservación de suelos que favorezca el secuestro de CO2 y por consecuencia, la captura y/o el almacenamiento en el suelo como carbono orgánico.
SUMIDERO DE CARBONO — A nivel global, la agricultura está siendo vista como una adecuada opción de sumidero de CO2. Un análisis de datos nos muestra que “una hectárea de soja puede secuestrar de 10 a 15 toneladas de CO2, una de maíz de 15 a 20 toneladas y una de pasto de 2 a 3 toneladas”. Un año en el ciclo de cultivo de soja en verano+maíz zafriña+brachiaria elimina al menos unas 30 toneladas de CO2 por hectárea y lo almacena en el suelo. En cambio, una hectárea de bosque tropical virgen no captura más de 15 toneladas por hectárea de CO2 por año.
“La agricultura elimina más CO2 de la atmósfera que los bosques” (Fuente: EMBRAPA Cerrado, 2007).
DESAFÍO EN PARAGUAY — En este contexto, Paraguay presenta el desafío de la agricultura familiar (AF) y la agricultura tecnificada (AT) de seguir incrementando la incorporación en sus sistemas de producción de medidas y prácticas agronómicas par adaptarse a los efectos negativos del cambio climático, entre ellos, las intensas precipitaciones, las heladas, granizadas y vientos extremos y poco previsibles.
Estos efectos se combaten asociando a las buenas prácticas agrícolas las denominadas buenas prácticas agronómicas, que son complementarias y contribuyen a secuestrar y posteriormente capturar y almacenar los GEI, especialmente el CO2.
Podemos aseverar que la agricultura paraguaya ha venido desarrollando y aplicando las denominadas buenas prácticas agrícolas y agronómicas como establece la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el marco de la agricultura de conservación, es decir, potenciando en forma complementaria estas buenas prácticas que, incorporadas a los sistemas de producción agrícolas, contribuyen no sólo con la productividad de los suelos sino además a la adaptación a los efectos negativos de cambio climático.
La siembra directa combina la rotación de cultivos (con abonos verdes, soja, maíz, poroto, sésamo) abono verde de invierno (avena), curvas a nivel, subsolado para romper el pie de arado, manejo integrado de plagas, y el uso de variedades de alto rendimiento, resistente al ataque plagas y enfermedades y tolerantes al calor extremos y las sequias producto de la biotecnología.
AGRICULTURA DE CONSERVACION — La agricultura familiar (AF) y la agricultura tecnificada (AT) del Paraguay poseen sistemas de producción que califican como una agricultura de conservación, al incorporar las buenas prácticas agrícolas y agronómicas, además de observar un cumplimiento irrestricto de las leyes forestales y ambientales vigentes.
Esto nos permite señalar que estamos ante un sistema de producción que contribuye a secuestrar, capturar y/o almacenar más CO2 de la atmósfera a través de la fotosíntesis de los cultivos y su captura y almacenamiento en los suelos agrícolas.
Esto demuestra que la agricultura paraguaya es parte de la solución en la mitigación del cambio climático por combatir tanto los GEI como el CO2.
En resumen, podemos manifestar que existen desafíos en la agricultura a nivel global y en el Paraguay que van más allá de la conservación de los suelos y del secuestro de CO2 .
Debemos empezar a entender que la agricultura no solo debe tener una alta productividad sino también debe ser sostenible y sustentable, La agricultura de conservación ha sido promovida como una práctica que incrementa la sostenibilidad agrícola y que debe ir asociada al potencial de reducir las emisiones de gases con efecto Invernadero (GEI).
“El suelo almacena más carbono que la suma de todos los bosques en el mundo y, además, puede absorber el doble de todo el carbono que se encuentra en la atmósfera”. Dr. Sanjaya Rajaram — Premio Mundial de la Alimentación 2014.