Hay experiencias en la vida que dejan sensaciones geniales, únicas y otras, que sobrepasan las expectativas, una de las que supera las perspectivas es la fantástica “Ruta de la Cerveza Artesanal” el cual, verdaderamente “destapa” una vivencia multisensorial, para quienes tienen el placer de realizarla. Recientemente, nos tocó vivir el tour organizado por la agencia de Viajes Volaré, que fue gestando por sus emprendedores en ese momento de “reinventarse” para sobrevivir económicamente a la pandemia.
El viaje, ajustado a todos los protocolos sanitarios vigentes en la actualidad, además de conocer las fábricas cerveceras por parte de sus propios creadores y disfrutar de una variedad exquisita de sabores, impulsa el turismo interno en nuestro territorio nacional y, por ende, forma parte de la reactivación económica. La experiencia la definimos como multisensorial, porque uno escucha los relatos fascinantes de los maestros cerveceros de sus inicios, uno ve los distintos colores de cervezas y el esfuerzo, así como el empeño que ponen en la elaboración, uno huele los aromas que generan varias combinaciones, el lúpulo, la cebada. Se disfruta tocando las materias primas que usan y finalmente se saborea, absolutamente cada creación que va degustando.
Para esta industria no parece haber límites, es un sector prácticamente nuevo que empezó a crecer a un ritmo sostenido encontrando un nicho de mercado en el consumidor gourmet y en todo aquel que disfruta de una cerveza. Cada fábrica dentro de la ruta tiene una historia genial, desde su creación misma en una olla de 20 litros y los procesos por los que fueron pasando, anécdotas y perspectivas que tienen de crecimiento.
Un sector con estilo diferente, en el diseño de las botellas y etiquetas originales, en bautizar a sus marcas con nombres pegajosos, asociados a historias de vikingos, lobos, música, familia, animales. Esto en adición a cuidar hasta el último detalle del proceso de producción. La experiencia es la que brinda el valor agregado a los consumidores, especialmente para aquellos que el precio no es determinante.
JASLAFT, MONKEY BRIDGE Y KIAGUS
La travesía arrancó en la ciudad de J. Augusto Saldívar, donde desembarcamos a la microcervecería JASLAFT, nombre creado en la fusión de las iniciales de la ciudad JAS y las del maestro cervecero Luis Florentín, quien nos deleitó con dos fascinantes bebidas como desayuno, luego de una introducción en el proceso de la fabricación, tipos de materia prima que utiliza e incluso cómo fue gestando el emprendimiento.
La segunda parada nos traslado hasta Cnel. Bogado, sitio conocido por la elaboración de chipa, pero que tiene a un valiente creador de la cerveza artesanal Monkey Bridge. El maestro Hernán Contreras comentó que el nombre nació de las leyendas de que Coronel Bogado antes era conocida como Ka’i Puente, el cual traducido al inglés deriva el nombre Monkey Bridge. Presentaron 4 estilos, la Golden, APA, Amber y una Stout, acompañadas de unas pizzas elaboradas con masa de almidón mandioca. Una última sorpresa fue una degustación de una edición experimental, denominada PantanAle, que contiene como esencia de burrito y toronjil.
El 3er destino nos llevó hasta Encarnación, hasta la cervecería Kiagus, la principal en materia artesanal y que ha logrado desarrollar más de 10 sabores. Néstor Garay, el maestro cervecero, detalló los pasos de cocción y degustamos una gran cantidad de sus creaciones, Karumbé, Roy, Durazno Pale Ale, Hendy American Pale Ale, Lupulosa Ipa, Ipa’a Guayaba. Esta marca se encuentra en toda Encarnación donde es muy popular, al igual que Ciudad del Este, Asunción y otras ciudades.
VIKINGOS, LOBOS, YERBA MATE E INMIGRANTES
El 2º día de recorrido fue donde las emociones se elevaron. La primera parada se desarrolló en Hohenau, del departamento de Itapúa, donde luego de un paseo por las instalaciones del Parque Manantial, la música alemana comenzó a acelerar el impulso trasladándonos hasta la fábrica de Beerkingos. Wilson y Sergio Blaich, hijos de descendientes alemanes (vestidos de vikingos) con mucha pasión describieron sus orígenes, sus primeras cervezas y como fueron creciendo en el rubro. La experiencia subió de nivel al realizar un maridaje con sus principales creaciones acompañados de productos locales.
Con las expectativas arriba, el grupo se trasladado hasta Vella Vista, donde está la fábrica de Volks Bier, impulsado por un trío de socios, quienes desarrollan la bebida milenaria con mucha excelencia y donde se destacan principalmente la Ka’a Bier,la primera cerveza nacional con yerba mate y la cerveza de vino. “La de ka’a nació porque estamos en la ciudad de la yerba mate. El de vino surgió en un viaje a otro país donde probamos y nos gustó, se hace con uva y tiene ka’a he’ê”, señaló uno de los creadores.
Seguimos hasta Naranjal, donde conocimos la fábrica Wolfs Bier, este sueño fue iniciado por Wilson Tonelli, pero falleció inesperadamente el año pasado. Su esposa Andrea tuvo que hacerse cargo y con el apoyo de su familia se convirtió en la 1ª mujer maestra cervecera del país. Hoy tienen 4 estilos, Viena Lager, Pale Ale, Golden Ale y Amber Ale. Su comercialización como la mayoría es en barriles y botellas. Finalmente, pasamos a Santa Rita, lugar donde se encuentra una de las fábricas más grandes de cervezas artesanales del país y el cual lleva el nombre de Trentinta 1875. Alexsandro Giordani, maestro y sommelier cervecero, nos deleitó con un curso rápido de cómo degustar una cerveza artesanal. El nombre de Trentina nació en homenaje a la familia Giordani, quienes inmigraron en 1875 desde Trento, Italia, al Paraguay.
7 LEGUAS, HELADO Y FAMILIA
La 3ª jornada de un recorrido que de por si ya era sumamente placentero nos llevó hasta la pujante ciudad de Caaguazú, donde tiene su origen la cerveza 7 Leguas. El nombre está ligado a la historia del nacimiento de dicho pueblo, el cual en sus principios llevaba ese mote. Emanuel, el maestro cervecero nos brindó una breve introducción y luego pasamos a degustar American Lager y la Honey Beer. Este emprendimiento fue uno de los ganadores del Proyecto FDM2 impulsado por la UIP.
La siguiente estación redireccionándonos hacia Asunción, nos llevó a San Bernardino, donde para la sorpresa de todos, disfrutamos de unos helados de cerveza, creados por el local San Beer, que se encuentra a unos metros del mítico lago. En este momento, tienen cuatro sabores, chocolate, durazno, vainilla y frutilla, los cuales usan un porcentaje de cervezas artesanales de marcas específicas para su creación.
Como broche de un fin de semana único, el cierre fue en la cervecería Poros, ubicado en Villa Morra, Asunción, donde tanto el nombre como cada estilo que tienen fue creado desde un fuerte arraigo familiar. Beber una cerveza artesanal es más que solo pasar un buen momento. Es un ritual al que cada vez más gente se está adhiriendo por todo lo relatado más arriba. Salud, salute, prost, á vossa, skál y salut.