A la hora de identificar los motivos de un fracaso académico, todos ponemos los ojos en los currículums, la falta de recursos de las instituciones, hasta en la cantidad de alumnos por aula.
COMENTARIO
Juntos por la Educación
A la hora de identificar los motivos de un fracaso académico, todos ponemos los ojos en los currículums, la falta de recursos de las instituciones, hasta en la cantidad de alumnos por aula. Muy pocas veces tenemos en cuenta temas como el rol de los docentes, el de los padres y madres y la creencia de que sus responsabilidades terminan justo donde empiezan las de los maestros.
LO QUE SUCEDE EN LA ESCUELA
Buscando mejorar el rendimiento, los buenos maestros aplican diversos tipos de motivación en los alumnos, con muchos elementos, tales como la planificación del estudio, el ejercicio de concentración, la conciencia de hacia dónde apuntamos con el aprendizaje, la búsqueda permanente de nueva información, hasta el elogio y el aplauso por los logros; sumado a un ambiente que no los exponga a la ansiedad o al temor al fracaso. Un elemento que se agrega al éxito de estas estrategias, se vincula a que los estudiantes desarrollen apego hacia los objetivos y los valores de su institución. Si bien, sería perfecto que todos los alumnos llegaran a la escuela con motivación para aprender, esto no es así. Es ese el punto en que el buen maestro debe buscar la manera de que todos sus estudiantes participen, lo cual exige de su parte un gran talento y una enorme capacidad de “sintonizar” a cada uno de ellos para encontrar el disparador motivacional que los mantenga en el aula, o los recupere de Saturno y los active en su propia búsqueda, pensando acerca de qué quieren para sus vidas.
LO QUE VIENE DE CASA
Paralelamente, desde la familia del estudiante, debe producirse una afinidad, una aceptación del proyecto de vida que la escuela ofrece a sus alumnos, de modo a lograr coherencia. En todos los estratos sociales existen grupos que comprenden y aceptan –o rechazan- un modelo educativo y eligen o descartan la posibilidad de pertenecer a él. Gran parte del estudiantado de una institución puede desarrollar con el tiempo, una visión más o menos afín y terminar identificándose sustancialmente o superficialmente con él; aceptando, por ejemplo, valores como el desarrollo de determinadas áreas, sea la formación para el trabajo o los deportes, sin llegar a identificarse con la cultura y los valores de la institución. Esto los mantiene en una relación cómoda pero no activa hacia su institución sin hacer más esfuerzo que el necesario.
EDAD DE CAMBIOS
Un compilado de sucesivos estudios realizados en México entre los años 1979 y 1997, concluye que los estudiantes presentan capacidades más satisfactorias en cuanto a habilidades verbales y matemáticas al ingresar al nivel secundario, -lo que equivaldría a séptimo grado en nuestro país-, incluso con mejores resultados en matemáticas que en comunicación. Con esto deducen que el razonamiento lógico-matemático en la etapa de la primera adolescencia, logra mayor consolidación que las demás. Los resultados comparativos de rendimiento entre el equivalente a séptimo grado y el primer año de la educación media, indican un declive en el rendimiento lógico matemático. Considerando el gran cambio físico y emocional que sufren los niños en dicha etapa, nos permitiríamos concluir que existe la necesidad de brindar alternativas de apoyo y orientación educativa con énfasis en las ciencias exactas a los alumnos durante esta fase académica, y a lo largo de su educación secundaria, dada la etapa de desarrollo en la que se encuentran; a la enorme oferta educativa expuesta frente a sus ojos y las correspondientes angustias ante las grandes decisiones por tomar.
EL ESFUERZO Y LA ADOLESCENCIA
Dado que una situación de fracaso pone en duda la capacidad del estudiante, y por consiguiente, su autovaloración; algunos estudiantes evitan el riesgo de realizar un gran esfuerzo o esmerarse en los trabajos, empleando para esto ciertas estrategias como la excusa y manipulación del esfuerzo, con el propósito de desviar la implicación de incapacidad. En esta etapa son comunes también los índices elevados de dispersión en puntajes, lo cual se explica a través de dos situaciones: la primera, la probabilidad de que los alumnos contesten exámenes al azar; la segunda, relacionada con el tipo de institución educativa, sea de gestión pública o privada.
HABILIDADES MÁS PRECIADAS
Los estudios señalan una fuerte correlación localizada entre las variables “rendimiento académico” y “habilidad social”, lo que permite explicar que el desempeño escolar se ve afectado por el desarrollo de las habilidades sociales de los alumnos. Se demuestra un peso significativo en el desarrollo de dichas habilidades, considerándolas directamente proporcionales al éxito escolar, de manera paralela al desarrollo de habilidades verbales y matemáticas, donde un enunciado de Williard Hartup, -experto en desarrollo infantil- afirma: “las relaciones entre iguales contribuye en gran medida no sólo al desarrollo cognitivo y social sino, además, a la eficacia con la cual funcionamos como adultos, asimismo postula que el mejor predictor infantil de la adaptación adulta no es el cociente de inteligencia (CI), ni las calificaciones de la escuela, ni la conducta en clase, sino la habilidad con que el niño se lleve con otros. Los niños que generalmente son rechazados, agresivos, problemáticos, incapaces de mantener una relación cercana con otros niños y que no pueden establecer un lugar para ellos mismos en la cultura de sus iguales, están en condiciones de alto riesgo”.
RELACIÓN CON LA POBREZA
Los estudios no son tajantes respecto a esto, pero puede afirmarse que un entorno que promueve una salud mental pobre, el abandono escolar, el bajo rendimiento, un historial laboral pobre y otros factores, están todos relacionados entre sí. El perfil de personalidad de los alumnos manifiesta frecuentemente características que dan a entender que existe un nexo entre las variables Entorno – Desarrollo Cognitivo – Sociabilidad. Aun así, no puede decirse que es un mundo exclusivo para los más sociables ni que el rendimiento académico está ligado exclusivamente a la cultura o limitado al aula. Los principales factores asociados al rendimiento académico de alumnos de los últimos años se asocian a la combinación de tres factores: las expectativas del alumno, las expectativas de su entorno personal y sus habilidades sociales; los cuales relacionados, tienen la probabilidad de predecir el éxito académico al final de esa etapa. 5DIAS