A pocas semanas de culminar el año 2015, la situación económica actual y el panorama para el 2016 difieren en gran medida de lo proyectado a finales del año pasado.
Si bien se esperaba una leve ralentización en el crecimiento de las economías emergentes, los pronósticos indicaban que las grandes economías impulsarían la actividad a nivel mundial. El primer punto se cumplió, pero desafortunadamente no así el segundo. En tan solo 12 meses –y con los resultados preliminares de los primeros tres trimestres del 2015– la proyección del crecimiento de la economía mundial se redujo de 3,8% a 3,1%, según publicaciones del Fondo Monetario Internacional. La mayor disminución se originó en el conjunto de economías emergentes, registrando una importante caída de 5% al 4%. Del mismo modo, lo estimado para las economías avanzadas se redujo en poco más del 10%, alcanzando un pronóstico de crecimiento del 2%.
Si bien, la recuperación de los EE.UU. ha brindado cierta tranquilidad a los mercados internacionales –como fue comentado en el artículo del 28 de setiembre– la atención se trasladó a la desaceleración de la economía China. En términos interanuales, durante el trimestre culminado en setiembre el gigante asiático exhibió un aumento del 6,9%, en torno a lo esperado para lo que resta del año. De cumplirse las proyecciones de los analistas, el registro de 2015 sellaría el crecimiento más bajo de los últimos 25 años.
En respuesta a los hechos observados, el viernes 23 de octubre las autoridades chinas rebajaron las tasas de interés activa por sexta vez en los últimos 12 meses a un nivel de nunca antes registrado de 4,35%. Por otra parte, la tasa de interés pasiva (depósitos) para plazos menores a un año fue reducida, al igual que el nivel de reserva obligatoria del sistema bancario (encaje). El mismo día y contra todo pronóstico, las autoridades eliminaron el techo fijado sobre las tasas pasivas mayores a un año, una fuerte señal de la flexibilización del mercado financiero formal por parte del gobierno Comunista. Dichos cambios se suma a las maniobras empleadas por el Banco Popular de China (banca matriz) para revitalizar la economía, incluyendo la devaluación de su moneda en agosto.
Y ahora nos preguntamos, ¿en qué medida nos veremos afectados? En primer lugar, una retracción en el crecimiento de China, al igual que la devaluación de su moneda, probablemente influirán negativamente sobre los precios de los commodities agrícolas. Por otra parte, esto podría atrasar el esperado aumento en tasas de interés por parte de la Reserva Federal Norteamericana. A nivel regional, si bien Paraguay no registra significativos niveles de exportación a China, el gigante asiático es el principal socio comercial del Brasil, el país con mayor peso económico de Sudamérica. Por lo que se espera que la campaña 2015/2016, al igual que la anterior, presente serias dificultades para el productor agrícola paraguayo.
Fuente: Agroeducación.
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