Los prejuicios y los estigmas hacia la lengua guaraní –por ser lengua indígena– siguen presentes en la sociedad. Son resabios del colonialismo lingüístico paraguayo, según el docente y miembro de la Academia de Lengua Guaraní, Miguel Ángel Verón.
Uno de los ejemplos más recientes es la actitud de funcionarios del Registro Civil de Calle’i, quienes supuestamente exigieron a los padres de un niño que el nombre esté en castellano.
Milciades Chaparro Vega y Celina Maribel Genez quisieron nombrar a su segundo hijo Aruama. “Aru ama (Traigo lluvia, la bonanza), ¿qué hay de malo en esto?”, se pregunta el profesor Verón y añade que sin problemas se registran nombres turcos, orientales o del inglés, pero cuestionar y tratar de persuadir a los padres de poner nombre en castellano denota una posición racistas, minusvalorando la lengua guaraní.
“Yo lo llamo colonialismo lingüístico”, destacó.Varias personas tuvieron inconvenientes de registrar nombres en guaraní, pero generalmente se callan y no denuncian. “La gente es tímida y acepta esa imposición. Son estigmas, y más que esto, prejuicios que tenemos hacia la lengua guaraní”.
El profesor Verón comenta que un decreto de Carlos Antonio López afectó negativamente a los pueblos indígenas. El documento del 7 de octubre de 1848 exigía el cambio de los nombres guaraníes por nombres castellanos, perdiéndose nombres guaraníes.
Destaca que los últimos años, papás y mamás conscientes, como Milciades y Celina, siguen abriendo surcos luminosos para superar los obstáculos del colonialismo, y recuperar nuestras raíces, ser orgullosos de ellas, pero este orgullo solo podrá nacer si desde el Estado se ayuda a que la Ley de Lenguas tenga más alcance.“Para que el guaraní se vaya normalizando, tenemos que encarar y trabajar en el ámbito de usos, en el deporte, en la escuela, en el shopping, ver películas y dibujos animados en guaraní”, señala Verón.
Aclara que esto no quiere decir que se esté desdeñando el castellano, que tiene su propio peso y guste o no en 20 años más todos hablarán el idioma, pero es el guaraní el que está en peligro, estigmatizado y por muchos años proscripto y perseguido. “Es lengua que hoy nos necesita”. UH