EDITORIAL:.En otras épocas, hasta mediados de los años 90 más o menos, los que amamos a esta ciudad que adquirió mala fama a causa de las muertes entre personas del submundo de la delincuencia en todas sus modalidades, en las calles y a plena luz del día, algunas veces a la noche, cuando algún foráneo, 90% asuncenos, nos decían que aquí era peligroso porque se mataba mucha gente, nos defendíamos diciéndoles era una ciudad tranquila, y que si no te metías con “ellos” nada malo te podía pasar; “se matan entre ellos” decíamos refiriéndonos a los personajes del submundo de la delincuencia.
Y en realidad, si nos ponemos a analizar, salvo algunos, no más de 5 casos aislados, la verdad era esa, incluso los asesinos o sicarios de turno buscaban el lugar más seguro para cumplir su “trabajo” sin poner en riesgo la integridad física y hasta la vida de terceros que nada tenían que ver con las actividades delictivas de los mismos, porque la cuestión era solo”entre ellos”.
Lamentablemente, en los últimos años, al parecer éstos personajes se creyeron que el “trabajo” que realizan podrían ser vistos como un trabajo más de los tantos honestos que existen, y empezaron a hacer alardes de grandeza, y a la par de ellos, los sicarios o asesinos, también comenzaron a creerse dueños de la ciudad y comenzaron a asesinar sin piedad y sin importarles la presencia o no de terceros en el lugar elegido para realizar el “trabajo”.
Este maldito “trabajo” que realizan los asesinos a sueldo, se cobró entre otros, la vida de 3 niños, uno en 1996 y los otros dos recientemente, uno de 2 y otro de 4 años, además de personas que resultaron heridas y muertas, como fue el caso del Dr. Arredondo.
De esta forma, aunque duela decirlo, le estamos haciendo “merito” a la mala fama que tiene desde tiempos muy remotos nuestra ciudad, llegando a un punto tal en el cual ahora debemos hablar en tiempo pasado “se mataban entre ellos”, porque ahora uno no saber cuándo, dónde y a qué hora, un sicario va a ejecutar a su víctima, pudiendo alcanzar a personas inocentes.
Y finalmente, lo más triste de todo, es que de los más de 1.000 casos, por dar una cifra, ya ocurridos, si 3 o 4 fueron aclarados, es mucho. Nadie nunca hizo nada, a nadie le importó ni le importa lo que está sucediendo, el pueblo está librado a su suerte, y quienes deberían brindar seguridad, están más preocupados en “actualizar sus planillas” de recorrido de los viernes y sábados, así que por favor, antes de salir de su casas o sentarse en un bar, restaurante o lugar público, tome las debidas precauciones, no sea cosa que se encuentre en el lugar y a la hora equivocada.
No pregunto ¿¡quién podrá defendernos?, porque lastimosamente el personaje que hacía del Chapulín Colorado ya falleció, ahora todos dependemos únicamente de nuestra astucia.
Alejo Mendieta