Agente brasileño recuerda cómo encontró el cuerpo del temible médico nazi, quien vivió protegido en nuestro país pero huyó de los espías isralíes que casi le atraparon en Itapúa.
Cédula de identidad argentina de Mengele. Archivo: UH
Se cumplen hoy 40 años de la muerte de Joseph Mengele, quien llegó a vivir protegido en nuestro país durante la dictadura de Stroessner antes de refugiarse en Brasil, donde pasó sus últimos días y tuvo un fin trágico a la edad de 67 años.
“No había nada que hacer. El fue rescatado del agua ya sin vida”, cuenta el agente Espedito Días Româo, el PM que encontró el cuerpo sin vida del “Angel de la muerte”. Pero en ese momento no sabían realmente quien era, dado que el terrorífico médico nazi usaba al menos media docena de nombres falsos.
El que murió ese 7 de febrero de 1979 supuestamente se llamaba Wolfgang Gerhard, de 54 años. Solo después, con estudios especializados, pudo confirmarse que se trataba de Mengele.
Algunos de sus nombres falsos
Si bien en nuestro país consiguió su documento como José Mengele, también se hacía llamar Francisto Fritz Fischer y Federico Fritz. Otras identidades falsas que utilizó fueron: Fritz Ullmann, Helmut Gregor, Fausto Rindón y Peter Hochbichler. Por este último nombre le llegaron a decir también Pedro Hungarés o “Pedrâo”.
Su fallecimiento ocurrió en la playa de la Ensenada, en la ciudad de Bertioga, en el litoral del estado de Sao Paulo. A sus 72 años, Espedito rememora: “Por tratarse de una muerte súbita, creo que fue fulminante. Pero no puedo asegurar”, según publica este miércoles el sitio de la BBC.
A Mengele se le atribuyen la muerte de al menos 400.000 prisioneros entre mayo de 1943 y enero de 1945 en los campos de exterminio de Auschwitz, en Polonia. Además, realizó espantosos experimentos con personas vivas. Cuando en enero de 1945, las tropas rusas tomaron el campo de prisioneros, “El Angel de la Muerte” huyó primeramente a Alemania, donde trabajó cuatro años en una plantación de batatas.
Luego huyó a Argentina, pasó al Uruguay y posteriormente llegó a Paraguay y vivió en la zona de Itapúa. Temeroso de ser atrapado por los agentes israelíes del Mosad, terminó refugiándose en Brasil, hasta el día de su muerte. En todo su recorrido utilizó nombres y documentos falsos.