En casa de casi todos los clientes
En casa de casi todos los clientes, los cobradores rebotan como “pelotita de ping pong”. No hay plata y enero se pone cada vez más difícil para los trabajadores
En moto, con camisa mangas largas, riñonera y un bolígrafo detrás de la oreja, se presenta el “terror”, golpeando la mano frente al portón de la casa.
Mientras tanto, don José corre a esconderse en el patio trasero, mientras improvisa un cuento, para que la criatura repita al cobrador.
“El mes más difícil para cobrar es enero. Toda la familia gua’u se enferma”, señaló Fernando Escobar, cobrador de una casa de créditos.
Las excusas para no pagar las cuentas son cientos, desde las más sencillas hasta las más dramáticas. Pero Fernando ya las conoce todas.
“Hace 14 años que trabajo en esto, pero ahora sí que está dura la cosa. Algunos clientes son más difíciles todo el año, esos son los que se esconden en enero”, expresó el trabajador.
Barrios humildes La labor se complica más para los cobradores cuando les toca trabajar en barrios humildes.
“A mí me toca en la zona jodidísima. Tengo que cobrar en La Chacarita, en Bañado Sur y Norte, barrio Tacumbú, Tablada (Asunción). Hay gente cumplidora, pero ahora magia tengo que hacer para conseguir cobrar”, dijo Fernando.
Baja el sueldo Los buenos cobradores son aquellos que más persisten. Algunos van varias veces en un mismo día a la casa de su cliente, hasta conseguir cobrarles el dinero.
“Soy comisionista, como la mayoría de los cobradores. Si yo no les cobro, voy a ganar menos. Por eso hablo bien con mi cliente, le doy tiempo de conseguir la plata y vuelvo”, reveló Escobar.
sacrificio
Para Juan Amarilla, cobrador de una mueblería, el trabajo que desempeña es muy sacrificado.
“Hoy (por ayer) de diez clientes que visité, solo dos me pagaron: 30 mil’i no más es la cuenta pero no hay plata”, dijo Juan. Los patrones exigen a sus empleados llegar a una meta mensual de cobro. Si no lo alcanzan, se les paga solo el viático de G. 1.000.000, según Amarilla. EXTRA