Paraguay: reformas políticas y económicas que merecen reconocimiento

América del Sur ciertamente no es el centro de atención de los asuntos internacionales, pero pocas naciones en la región han pasado desapercibidas como ha sucedido con Paraguay.

América del Sur ciertamente no es el centro de atención de los asuntos internacionales, pero pocas naciones en la región han pasado desapercibidas como ha sucedido con Paraguay. A primera vista, Paraguay se muestra como un poco probable prospecto para destacar como una democracia con un mercado emergente. A la sombra de las más grandes y populosas economías de Brasil y la Argentina, este pequeño país mediterráneo supo caracterizarse por ser uno de los más pobres y poco democráticos.

Con todo -y de manera lenta, pero segura-, Paraguay ha consolidado un conjunto de notables reformas políticas y económicas, transformación que merece ya una segunda mirada de parte de sus aliados y de potenciales inversores. Tras dejar atrás décadas de turbulencia e inestabilidad política, coloreada esta por dictaduras militares, Paraguay ha logrado transitar hacia una democracia funcional.

Desde acontecido el final de la dictadura de treinta y cinco años -dirigida por Alfredo Stroessner- en 1989, Paraguay ha venido llevando a cabo comicios presidenciales relativamente libres y periódicos. Una nueva generación de ciudadanos paraguayos, dotados de mayor poder a partir de una sociedad civil que se ha anotado ‘caracteres sin precedentes que hacen a un sistema vibrante y plural’, ha verificado una gobernancia mejor lograda y nutrió un elevado moméntum para reformas políticas.

A pesar de instancias favorables y desfavorables, la más reciente elección presidencial tuvo lugar en abril, y dejó como resultado una transición democrática del poder a un nuevo período de cinco años. El nuevo jefe de Estado, Mario Abdo Benítez, quien promocionó la necesidad de un fortalecimiento de las instituciones democráticas y un proceso de recurrentes reformas económicas, juró en el poder el 16 de agosto.

Paraguay ha verificado notables progresos en la consolidación de reformas y dotó a su sistema de un remarcable ambiente macroeconómico, particularmente bajo el ex presidente Horacio Cartes, cuyo equipo económico promovió la modernización de la economía y una mayor transparencia del sistema. Puso el foco en una mayor responsabilidad fiscal desde el Estado, y en un acampaña contra la corrupción y la ineficincia del sector público. A lo largo de la década pasada, la economía paraguaya ha crecido de manera sostenida, a un promedio anual del 5% -lo que consigna una tasa muy superior a la de sus vecinos.

De acuerdo al Indice de Libertad Económica del think tank estadounidense Heritage Foundation, Paraguay cuenta con una economía ‘moderadamente libre’, y exhibe un ránking muy superior a la de sus vecinos Argentina, Bolivia y Brasil.

Habiendo observado el Fondo Monetario Internacional la ‘envidiable estabilidad económica’ de Paraguay, las agencias internacionales de crédito también han elevado los rátings de riesgo soberano de esta nación. Al trabajar junto a los Estados Unidos, Paraguay ha tomado medidas como socio de Washington en iniciativas tendientes a optimizar la cooperación antinarcóticos y a efectos de combatir otras actividades ilícitas en el orden transnacional.

Asimismo, corresponde apuntar que Paraguay ha venido manteniendo relaciones diplomáticas constructivas con Israel y con Taiwan, dos aliados críticos de los Estados Unidos de América. Paraguay es uno de diecisiete países en todo el mundo -y el único en América del Sur- que ha reconocido a Taiwan. Siguiendo los pasos de los Estados Unidos, Paraguay ha mudado su nueva embajada en Israel a Jerusalén. En todo orden, Paraguay ha venido manteniendo una relación diplomática amistosa con EE.UU. como aliado y socio, pero todavía es posible hacer mucho más.

En particular, es hora de dar inicio a una transición en la relación entre Paraguay y los Estados Unidos, de una basada en asistencia y una miríada de formatos de asistencia técnica, a una sociedad respaldada por un incremento en inversiones sobre el sector privado, y en cuestiones comerciales. Estados Unidos y Paraguay firmaron un marco de acuerdo para inversión y comercio, en enero de 2017. Se trata de un buen comienzo, pero un próximo paso perfectamente podría coincidir con un tratado de inversión bilateral para, a largo plazo, consolidar un convenio de libre comercio entre los dos países.
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Artículo original, en inglés, en éste link